La música y la televisíon, entre las principales preferencias culturales, de los jovenes

Los gustos de las generaciones de 1968 y de 1986 aparecen enfrentados

El 68 y el 86 no son sólo números enfrentados, es también un rostro que se mira al espejo y no se reconoce. La llamada generación del 68, con toda su carga de protesta política contra los mecanismos del poder, está hoy en el Gobierno. La que tal vez se llamará generación del 86 sale desde hace unos meses a las calles y se declara despolitizada. En ambos casos ha habido movimientos estudiantiles que tienen muchas cosas en común, pero las preferencias cultura les de los de antes y los de hoy coinciden en muy pocos puntos. Para los jóvenes de hoy, lo principal es la música y la televisión.
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El 68 y el 86 no son sólo números enfrentados, es también un rostro que se mira al espejo y no se reconoce. La llamada generación del 68, con toda su carga de protesta política contra los mecanismos del poder, está hoy en el Gobierno. La que tal vez se llamará generación del 86 sale desde hace unos meses a las calles y se declara despolitizada. En ambos casos ha habido movimientos estudiantiles que tienen muchas cosas en común, pero las preferencias cultura les de los de antes y los de hoy coinciden en muy pocos puntos. Para los jóvenes de hoy, lo principal es la música y la televisión.

Si uno de 1968 se paseaba exhibiendo en la mayor cantidad de casos posibles un libro marxista bajo el brazo, uno de 1986 no lo hará a menos que tenga que usarlo para alguno de sus cursos, y en ese caso lo esconderá entre papeles. "La politización de los estudiantes de 1968 erá mucho mayor`, dice Miguel García, de la librería Antonio Machado, una de las más consideradas por ese grupo de gente. "Existía la necesidad de comprar ciertos libros, ciertos clásicos marxistas, más por militancia que por verdadero interés por el libro"."Los estudiantes, tanto los de antes como los de hoy, siempre se han visto limitados por su poder adquisitivo. Los de ahora no compran libros políticos, sino de ficción".

Gusto ecléctico

Las preferencias de consumo de productos culturales de los jóvenes de 1986 se inclinan, sin ninguna duda, hacia el campo de la música, a través de todos sus medios de difusión. Emilio Cañil, director general de Discoplay, tiene referencias de cerca de un millón de compradores regulares de discos en toda España. La edad media de sus clientes'es de 22 años, y según sus estadísticas, cada uno gasta aproximadamente 9.000 pesetas al año en discos. Las preferencias por el pop-rock con casi exclusivas. "Lo que pasa es que la oferta ha crecido muchísimo en comparación a lo que había aquí en 1968. En esa época era dificil conseguir los discos, y se prefería una música más especulativa. Ahora los jóvenes son más eclécticos en sus gustos musicales. Tienen en la mente algo del desorden del gran almacén. Están mejor informados y se mantienen al día con respecto a lo que, pasa en el exterior", dice.

Las preferencias por la música no sólo se ven en relación a los discos. Los jóvenes de hoy ven mucha televisión, y entre sus programas favoritos están los musicales. La audiencia media diaria general, de TVE es de un 87,8%. Según datos del Ente Público RTVE, el 92,3% de los jóvenes de edades comprendídas entre los 14 y los 20 años ve diariamente la televisión. Sus programas favoritos son los programas musicales, las series y los telefilmes de acción. Su actitud ante los informativos, especialmente los telediarios, es de desdén, según la valoración que proporciona TVE.

En cuanto al cine, las preferencias de los jóvenes están condicionadas también por su capacidad adquisitiva., Patxi Irigoyen, de los cines Alpliaville, afirma que la mayor parte de su público tiene un promedio de 30 a 35 años, aunque los lunes, en que el precio de las entradas es inferior, los cines se llenan de estudiantes. "Nosotros nos dedicamos al cine de autor, y nuestro público medio pertenece en cierta forma a la generación del 68 que ahora ejerce profesiones liberales. Los chavales suelen venir como en un aluvión los lunes, y se podría decir que son los que ven más cine", dice Irigoyen.

Los objetivos del teatro en 1968 no se limitaban a lo escénico. Hoy la gente de la generación del 68 va a ver lo que se puede llamar teatro de calidad, es decir, el que genera la propia Administración y que subvenciona o auspicia a los autores y directores de su generación. El teatro que prefieren los jóvenes de 1986 es un teatro que reúne ingredientes musicales, de expresión plástica e impacto visual y que tiene algo de transgresión. Como ejemplo podría darse la Fura del Baus.

En cuanto a otras expresiones artísticas, como la ópera, sólo un 6%. de los jóvenes se confiesa aficionado a ella, según encuestas del Instituto de la Juventud. El 28% afirma ser aficionado a la música clásica y en la misma proporción al ballet.

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