Portugal conmemora sus descubrimientos marítimos

Portugal empieza en 1987 el ciclo de las conmemoraciones del V Centenario de los Descubrimientos Marítimos Portugueses, que se prolongarán, según el calendario oficial, hasta el año 2000. Las conmemoraciones revisten un carácter marcadamente nacionalista, y en la inauguración de los actos, el primer ministro, Cavaco Silva, acentuó claras intenciones políticas, al recordar que la "vocación universalista" y marítima del Portugal del siglo XV "sigue viva, manifestándose a través del compromiso atlántico, la plena y activa participación en la OTAN, la integración en las Comunidades Europeas y las ...

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Portugal empieza en 1987 el ciclo de las conmemoraciones del V Centenario de los Descubrimientos Marítimos Portugueses, que se prolongarán, según el calendario oficial, hasta el año 2000. Las conmemoraciones revisten un carácter marcadamente nacionalista, y en la inauguración de los actos, el primer ministro, Cavaco Silva, acentuó claras intenciones políticas, al recordar que la "vocación universalista" y marítima del Portugal del siglo XV "sigue viva, manifestándose a través del compromiso atlántico, la plena y activa participación en la OTAN, la integración en las Comunidades Europeas y las relaciones económicas y comerciales" del Portugal de hoy.

Para organizar el ambicioso programa conmemorativo, que abarca no sólo Portugal sino también las "quintas partes del mundo" donde, en el siglo XV, aportaron navegadores, comerciantes y misioneros lusos, fue creada una comisión nacional que integra representantes de ministerios e instituciones.El primer ministro, Cavaco Silva, dio en presencia del presidente, Mario Soares, posesión a la comisión, presidida por el almirante Serra Brandao. El jefe del Gobierno portugués subrayó la importancia de los descubrimientos portugueses del siglo XV para la construcción de la Europa y del mundo moderno y señaló que uno de los objetivos de las conmemoraciones sería devolver a los portugueses una noción más optimista y correcta de su historia y de su importancia como nación y como parte de un universo cultural que abarca 150 millones de personas de habla portuguesa.

Además del carácter marcadamente nacionalista impreso a las conmemoraciones, el discurso del jefe del Gobierno luso acentuó también claras intenciones políticas, al recordar, que la "vocación universalista" y marítima del Portugal del siglo XV "sigue viva, manifestándose a través del compromiso atlántico, la plena y activa participación en la OTAN, la integra ción en las comnidades europeas y las relaciones económicas y comerciales" del Portugal de hoy.

Los descubrimientos portugueses ya fueron el tema de la decimoséptima exposición del Consejo de Europa, realizada en Lisboa en 1984; tenía como lema central "los descubrimientos portugueses en la Europa del Renacimiento" , que no tuvo la proyección internacional que merecía la importancia del certamen, y el valor de los documentos y obras de arte reuní das, muchas veces oriundas de lejanos museos. La iniciativa surge fuertemente titulada por el poder central.

La falta de cualquier preparación anterior y de indicaciones sobre el programa concreto de las conmemoraciones lleva necesariamente a sospechar de la existencia de un deseo, más o menos abiertamente asumido, de rivalizar con los actos anunciados en España y América Latina para, conmemorar el V Centenario del Descubrimiento de América y con la exposición de Sevilla.

La Prensa portuguesa ha hecho referencia, al anunciar la iniciativa del Gobierno de Lisboa, a las "burdas falsificaciones de la verdad histórica" patentes en una serie televisiva italiana sobre Cristóbal Colón, recientemente presentada por la televisión portuguesa.

Los puntos altos de las conmemoraciones serán, en 1987, la invocación del V Centenario del pasaje del Cabo de Buena Esperanza, en estrecha colaboración con África del Sur, los 500 años de la llegada de Vasco de Gama a la India en 1998, y el descubrimiento de Brasil por Alvares Cabral, en 1500.

El Gobierno surafricano ve con simpatía la iniciativa portuguesa que permite recordar la antigüedad de la presencia europea en África, invocada por Lisboa libertada de cualquier impronta colonialista, como "política y estratégicamente justificada" y "prolongación del espíritu de caballerismo de la época y de la misión evangelizadora de las cruzadas" y apoyada por una "cuidadosa y eficaz administración".

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