La voz de los sin voz

La Vicaría de la Solidaridad, uno de los organismos más originales de la Iglesia católica mundial, cumple este año una década de obstinada defensa de los derechos humanos en Chile. Sucesora de un organismo ecuménico que fue disuelto por presión del Gobierno, la Vicaría ha sido por mucho tiempo la única institución en Chile que ofreció una asistencia jurídica, moral y económica a las víctimás de la represión.Blanco permanente de las campañas de líostigamiento del régimen militar, ha debido sufrir la expulsión del país de uno de sus vicarios, el español Ignacio Gutiérrez, y el degollamiento de u...

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La Vicaría de la Solidaridad, uno de los organismos más originales de la Iglesia católica mundial, cumple este año una década de obstinada defensa de los derechos humanos en Chile. Sucesora de un organismo ecuménico que fue disuelto por presión del Gobierno, la Vicaría ha sido por mucho tiempo la única institución en Chile que ofreció una asistencia jurídica, moral y económica a las víctimás de la represión.Blanco permanente de las campañas de líostigamiento del régimen militar, ha debido sufrir la expulsión del país de uno de sus vicarios, el español Ignacio Gutiérrez, y el degollamiento de uno de sus funcionarios, el sociólogo José Manuel Parada, además de numerosas detenciones y amenazas de muerte.

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Para muchos chilenos, es la única esperanza cuando ya se han perdido todas. Una reciente encuesta mostró que dos tercios de los chilenos valora positivamente la labor de la Vicaría, mientras sólo un 8% la rechaza. Se ha transformado en "la voz de los sin voz", como la definió el cardenal Raúl Silva Henríquez al crearla en 1976.

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