LA POLICÍA AUTÓNOMA CONTRA ETA

El delegado de la Ertzantza murió cuando retiraba las piedras de la entrada a la cueva

El delegado general de la Ertzantza (policía vasca) falleció al ser alcanzado por una ráfaga de metralleta cuando retiraba piedras que obstruían el acceso a la cueva ocupada por los secuestradores, según la versión oficiosa más verosímil. Genaro García Andoáin, de 67 años -ayer se informó por error que tenía 64-y los agentes que le acompañaban se habían identificado y habían conminado a gritos a los secuestradores para que abandonaran la gruta y se entregasen. Ante la falta de respuesta, el directivo de la policía autónoma y uno de los ertzainas se acercaron a la entrada para forzar...

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El delegado general de la Ertzantza (policía vasca) falleció al ser alcanzado por una ráfaga de metralleta cuando retiraba piedras que obstruían el acceso a la cueva ocupada por los secuestradores, según la versión oficiosa más verosímil. Genaro García Andoáin, de 67 años -ayer se informó por error que tenía 64-y los agentes que le acompañaban se habían identificado y habían conminado a gritos a los secuestradores para que abandonaran la gruta y se entregasen. Ante la falta de respuesta, el directivo de la policía autónoma y uno de los ertzainas se acercaron a la entrada para forzar la salida de los dos etarras que custodiaban a Lucio Aguinagalde.Fuentes próximas al fallecido señalaron ayer que quizá lo único que puede explicar lo sucedido es la triple condición de García-Andoain como responsable del servicio de información embrionario de la Ertzaritza, hombre acostumbrado a relacionarse desde antiguo con activistas de ETA y amigo personal de Aguinalgalde. No era inusual que dirigiera personalmente a sus hombres en operaciones delicadas. Además, según fuentes del Gobierno vasco, estaba verdaderamente preocupado, por la imagen de desconfianza creada en torno a la policía autonómica en la lucha contra el terrorismo y había considerado el secuestro de Aguinagalde, del que era amigo, como una afrenta casi personal.

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García-Andoáin, tras la detención del primer etarra del comando, decidió aprovechar el efecto sorpresa para abordar a quienes custodiaban a Aguinagalde. Después de conminarles varias veces para que se entregaran, García-Andoain fue literalmente a sacarlos de la cueva.

En compañía de uno de los agentes se aproximó a la entrada y comezó a retirar las piedras. Uno de los dos etarras -probablemente el huido, Luis Enrique Gárate disparó una ráfaga de metralleta desde el interior de la cueva, que alcanzó de lleno al responsable policial.

En la confusión que siguió, mientras se entablaba un tiroteo y se intentaba retirar el cuerpo de García-Andoáin de la línea de fuego, Gárate logró escapar, posiblemente herido, por la estrecha abertura de la cueva.

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