Crítica:'ROCK'

La otra cara de la moneda

El panorama musical en Madrid a veces proporciona sorpresas. Una banda, o mejor un grupo de amigos, procedente de Tucson (Arizona, Estados Unidos), con su furgoneta, instrumentos y poco más ha recalado en España después de recorrer varios países europeos. Giant Sand practica un country-rock duro y ruidoso con una anárquica puesta en escena: sombreros que pasaban de cabeza acabeza, botellas de cerveza en cantidad considerable, cuerdas de guitarra rotas y canciones estructuradas y arregladas casi sobre la marcha.Lo que pretenden es divertirse interpretando una música con la que han crecid...

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El panorama musical en Madrid a veces proporciona sorpresas. Una banda, o mejor un grupo de amigos, procedente de Tucson (Arizona, Estados Unidos), con su furgoneta, instrumentos y poco más ha recalado en España después de recorrer varios países europeos. Giant Sand practica un country-rock duro y ruidoso con una anárquica puesta en escena: sombreros que pasaban de cabeza acabeza, botellas de cerveza en cantidad considerable, cuerdas de guitarra rotas y canciones estructuradas y arregladas casi sobre la marcha.Lo que pretenden es divertirse interpretando una música con la que han crecido, y si el aficionado incondicional les acompaña, mucho mejor.

Con estos planteamientos, el concierto -que quizá se podría definir más ajustadamente como un ensayo general ante el público- fue un permanente altibajo. Momentos muy brillantes se alternaron con otros declaro desconcierto, compensados por la fuerza, ganas y energía del grupo, en el que habría que destacar a sus dos guitarristas invitados con sus steel guitar y slide -instrutmentos típicos del country y el blues-, y a Howe Gelb, cantante y compositor.

Giant Sand

Howe Gelb (voz y guitarra), Scott Garber (bajo y guitarra), Tom Larkins (batería) y Lisa Vernon (guitarra, bajo y coros). Sala Universal. Madrid, 23 de octubre.

Para reafirmar ese aire de aficionado que caracterizó la actuación de Giant Sand tampoco faltaron problemas técnicos, y el humo que despedían los amplificadores les obligó a finalizar en penumbra, sin luces ni sonido, ante la estupefacción general. Un grupo en el lado oscuro, el polo contrario a la perfección de los grandes montajes del rock.

Para los amantes de los triunfadores habrá otras ocasiones y otros conciertos. La otra cara de la moneda, opuesta a la que Giant Sand representa.

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