Plácido Domingo no llenó el Miniestadi

Plácido Domingo no llenó el Miniestadi del Barcelona, en su recital benéfico en favor de los damnificados por el terremoto de México, porque la organización municipal no supo rescatar a tiempo la dimensión informativa, la única capaz de volver a llamar a las puertas de las conciencias a un año de los hechos. Pero Domingo forma parte de los presuntamente elegidos, cuya mera presencia genera noticia: ello bastó para que su convocatoria fuera atendida, si no por los 15.000 deseados, sí por un número de espectadores elevado.Se mire por donde se mire, este hombre resulta simpático. Su simpatía es u...

Plácido Domingo no llenó el Miniestadi del Barcelona, en su recital benéfico en favor de los damnificados por el terremoto de México, porque la organización municipal no supo rescatar a tiempo la dimensión informativa, la única capaz de volver a llamar a las puertas de las conciencias a un año de los hechos. Pero Domingo forma parte de los presuntamente elegidos, cuya mera presencia genera noticia: ello bastó para que su convocatoria fuera atendida, si no por los 15.000 deseados, sí por un número de espectadores elevado.Se mire por donde se mire, este hombre resulta simpático. Su simpatía es una sabia construcción personal e instransferible, a prueba de tragedias tan variadas como la conmemorada o la que inconfesablemente afecta a la orquesta que le acompañaba, en uno de los momentos más bajos de su historia.

Simpatía bien arropada: la soprano Pérez Iñigo, el director Luis Antonio García Navarro y el Ballet Antología pusieron sus respectivos granitos de arena. El tenor consiguió incluso arrancar no pocas llamas de encendedores cuando, en una de sus cinco propinas, entonó L'emigrant, manteniendo a la vista una partitura no muy aprendida.