Ciervos, piedra y jara

El único cementerio nuclear español se encuentra en un enclave montañoso cordobés dificilmente accesible. Centenares de ciervos, gamos, meloncillos, conejos y otros animales pueblan sus 1.200 hectáreas.La caza es llanta que en ocasiones los animales han muerto por falta de alimentos. No es el caso de Chica, una cierva de pelo suave que se ha convertido en la mascota de El Cabril y que es mimada por todos los que allí trabajan. Entre aroma dejaras, matojos perfumados y colmenares en cuyas troneras zumban abejas silvestres, un puñado de pistas conecta El Cabril con la localidad pacense de Azuaga...

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El único cementerio nuclear español se encuentra en un enclave montañoso cordobés dificilmente accesible. Centenares de ciervos, gamos, meloncillos, conejos y otros animales pueblan sus 1.200 hectáreas.La caza es llanta que en ocasiones los animales han muerto por falta de alimentos. No es el caso de Chica, una cierva de pelo suave que se ha convertido en la mascota de El Cabril y que es mimada por todos los que allí trabajan. Entre aroma dejaras, matojos perfumados y colmenares en cuyas troneras zumban abejas silvestres, un puñado de pistas conecta El Cabril con la localidad pacense de Azuaga, y otra más, de cuestas escarpadas, la une por el Sur con Hornachuelos.

El río Bembezar surca su término, que forma una especie de coraza montañosa capaz de disuadir a cualquiera de acercarse allí.

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