Pretoria mantiene importantes vínculos comerciales con 13 Estados africanos

Suráfrica mantiene vínculos comerciales de forma oficial con 13 países africanos -entre ellos varios de los que piden a diario la aplicación de sanciones contra el régimen de Pretoria-, y el volumen de sus exportaciones no auríferas al África negra ascendió a 5.000 millones de rands (unos 400.000 millones de pesetas) en 1985, según cifras publicadas por la Organización del Comercio Exterior Surafricano (SAFTO).Aunque la organización sólo facilita cifras globales, sin pormenorizarlas por países, se sabe que Pretoria comercia oficialmente con Zambia, Zimbabue, Zaire, Malaui, Mozambique, Botsuana...

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Suráfrica mantiene vínculos comerciales de forma oficial con 13 países africanos -entre ellos varios de los que piden a diario la aplicación de sanciones contra el régimen de Pretoria-, y el volumen de sus exportaciones no auríferas al África negra ascendió a 5.000 millones de rands (unos 400.000 millones de pesetas) en 1985, según cifras publicadas por la Organización del Comercio Exterior Surafricano (SAFTO).Aunque la organización sólo facilita cifras globales, sin pormenorizarlas por países, se sabe que Pretoria comercia oficialmente con Zambia, Zimbabue, Zaire, Malaui, Mozambique, Botsuana, Lesoto, Suazilandía, Mauricio, las islas Seychelles, las Comores, Reunión y Costa de Marfil.

Igualmente, las principales líneas de comunicación ferroviaria al sur de Zaire terminan en Suráfrica, cuyos puertos son vitales para las exportaciones de cobre zambio o de productos alimenticios procedentes de Zimbabue. Resulta prácticamente imposible utilizar los puertos de Angola y los de Mozambique, debido a la actividad de las guerrillas armadas por Suráfrica.

Zimbabue se ve obligado a mantener un ejército de 10.000 hombres en Mozambique para mantener y reparar la línea férrea entre su frontera oriental y el puerto mozambiqueño de Beira, ante los constantes ataques guerrilleros.

La situación ya insostenible de la economía mozambiqueña ante el esfuerzo de guerra derivaría en bancarrota si Suráfrica decidiera enviara casa a los miles de trabajadores de ese país empleados en las minas del Transvaal o, peor aún, si expulsase al cerca del millón de refugiados ilegales acampados a lo largo de la frontera surafricana. Igual situación se produciría con la expulsión de los trabajadores procedentes de Lesoto y Suazilandia.

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