Variedad

La variedad de pelajes de los corretones erales de Nicolás Mateos: chorreados, bragados, entrepelaos; y coloraos, se añadió ayer a la variedad de suertes que dominan los alumnos de escuelas taurinas.Frente a los novillos los chavales actuaron de aprobado para arriba. El madrileño Ignacio Martín juega con la ventaja de tener un cañón en su mano derecha, con el que despacha a sus enemigos de: soberbias estocadas. Eso hizo que: cortara la única oreja de la tarde. Eso, los pañuelos de sus muchos; vecinos que poblaban los tendidos; y la colaboración del presidente, tal vez contento por irse de vaca...

La variedad de pelajes de los corretones erales de Nicolás Mateos: chorreados, bragados, entrepelaos; y coloraos, se añadió ayer a la variedad de suertes que dominan los alumnos de escuelas taurinas.Frente a los novillos los chavales actuaron de aprobado para arriba. El madrileño Ignacio Martín juega con la ventaja de tener un cañón en su mano derecha, con el que despacha a sus enemigos de: soberbias estocadas. Eso hizo que: cortara la única oreja de la tarde. Eso, los pañuelos de sus muchos; vecinos que poblaban los tendidos; y la colaboración del presidente, tal vez contento por irse de vacaciones. El resto de su labor no pasó de aseada, aunque mostré, detalles interesantes.

Fernando José Plaza, también. de Madrid, no pudo repetir anteriores éxitos en este coso. Pero lidió con aplomo y conocimiento, destacando su sentido del temple.

El albacetense Gonzalo González, mediocre con el capote, toreó con personalidad y arte con la muleta. Llama a los novillos de lejos, les aguanta, les embarca y los lleva de largo. Además se gusta y transmite. Sus naturales desmayaos y trincherazos son de cartel. Pero en la mano derecha tiene una escoba. Cuando la cambie por un cañón y mate bien dará mucho que hablar.