Los Franco
Los Franco, Francisco Franco y familia, pregnaron Madrid de franquismo durante 40 años, o sea, los 40/40, de modo que nacionales y extranjeros llegaron a identificar Madrid con el franquismo, lo cual sólo era cierto en el sentido de que Madrid sufría más franquismo porque lo tenía más cerca. Pero alcaldes como Mayalde y presidentes de Diputación como el marqués de la Valdavia fueron figuras que le dieron a Madrid un cierto tono franquista. El cura Bulart, párroco del Caudillo, lo ha contado ahora:-Quien mandaba en El Pardo era doña Carmen. La señora le gritaba: "Tú, Paco, cállate".
La -...
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Los Franco, Francisco Franco y familia, pregnaron Madrid de franquismo durante 40 años, o sea, los 40/40, de modo que nacionales y extranjeros llegaron a identificar Madrid con el franquismo, lo cual sólo era cierto en el sentido de que Madrid sufría más franquismo porque lo tenía más cerca. Pero alcaldes como Mayalde y presidentes de Diputación como el marqués de la Valdavia fueron figuras que le dieron a Madrid un cierto tono franquista. El cura Bulart, párroco del Caudillo, lo ha contado ahora:-Quien mandaba en El Pardo era doña Carmen. La señora le gritaba: "Tú, Paco, cállate".
La -nieta:
-¿Qué es libertad de expresión, abuela?
La abuela:
-Que se metan con nosotros.
El admirable periodista Luis Otero ha investigado agudamente sobre el franquismo de los Franco. A mí me interesa su madrileñismo, el Madrid que hicieron. Suprimieron los bulevares, de Colón a Rosales, y los que había en Velázquez y General Mola (entonces). Le quitaron dos filas de árboles a Serrano. Levantaron la Torre de Valencia para tapar a los fascistas que vivían detrás, pero taparon asimismo la Puerta de Alcalá. Doña Carmen impuso sus pieles, sus collares y sus tocados de pluma a gran parte de la alta burguesía y la aristocracia madrileña. Carmencita Franco impuso sus trajes de chaqueta y su corporalidad de morenaza española, de tiaca, en el argot cordobés. Franco impuso las gafas negras, como un antifaz, a todos los políticos que hacían su política. Madrid sufrió por entonces más fotofobias que nunca. Doña Carmen entronizó las diademas y él el bigotillo Chaplin / Hitler, de Girón a los censores de Prensa.
Había, dentro del Madrid franquista, unos sitios que eran más franquistas que otros, como algunos locales de la Gran Vía y de la calle Marqués de Riscal. Una juerga franquista comenzaba junto al "copero del rey" y terminaba en un flamenco de los que se desmelenaban orgánicamente cuando el brazo parkinsoniano de Santa Teresa hacía correr las fuentes en La Granja, por el 18 de julio.