Crítica:FLAMENCO

El regreso de Rafael de Córdoba

El espectáculos son dos partes bien diferenciadas. En la primera, Porfía del amor oscuro, se nos cuenta una historia de amor y muerte; en la segunda, el flamenco mana libremente en diversos números de baile, cante y toque.A Porfía... le ha puesto la idea y unos breves textos Francisco Sánchez Grajera, sobre. música de Gerardo Núñez, popular y de Los Chichos. El resultado es un híbrido en que cabe de todo pero que no se decanta por nada. Las canciones de Los Chichos crean un ambiente suburbano que hemos visto en películas de ahora, pero que no acaba de definir una línea rectora. E...

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El espectáculos son dos partes bien diferenciadas. En la primera, Porfía del amor oscuro, se nos cuenta una historia de amor y muerte; en la segunda, el flamenco mana libremente en diversos números de baile, cante y toque.A Porfía... le ha puesto la idea y unos breves textos Francisco Sánchez Grajera, sobre. música de Gerardo Núñez, popular y de Los Chichos. El resultado es un híbrido en que cabe de todo pero que no se decanta por nada. Las canciones de Los Chichos crean un ambiente suburbano que hemos visto en películas de ahora, pero que no acaba de definir una línea rectora. El baile oscila de unas danzas inclasificables a un flamenco tópico. En realidad, todo es tópico, conocido, sin la fuerza ni la pasión que hubiera debido tener la tragedia flamenca que -creo- se ha querido hacer.

Porfía del amor oscuro y Hondo

Autor de Porfía del amor oscuro: Francisco Sánchez. Coreografía, dirección y baile solista: Rafael de Córdoba. Guitarras: Antonio Zori el Muñeco, Paco Moreno y José Carbonell Montoyita. Cantaores: Pepe de Utrera y Rafael Fajardo. Bailarinas y bailarines.Teatro Albéniz. Madrid, 27 de mayo.

Ni hay tragedia ni, casi, flamenco. Los momentos culminantes se resuelven en tres escenas parecidas: enfrentamientos entre los dos hombres o las dos mujeres que conforman el cuarteto protagonista. "Lo hemos visto demasiadas veces. Por añadidura, hay aspectos técnicos mal resueltos, uno de ellos sobre todos, el de la diferencia de volumen de la música grabada a la que se produce directamente en el escenario.

Hondo tampoco remonta un nivel de mediocridad, en el espectáculo presentado en el teatro Albéniz. La coreografía, cuando la hay, o es pretenciosa o se queda casi en ejercicio de fin de curso de una academia de baile. Ninguna personalidad sobresaliente en el cuerpo de bailarines, aunque brille alguna actuación personal en momentos fugaces (las bulerías, los tranguillos, las rumbas).

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