Ha muerto un aficionado
Santiago Fernández Heredia falleció, a los 81 años de edad, poco antes de empezar la feria de San Isidro. Era uno de esos aficionados anónimos que contribuyeron a convertir Las Ventas en la primera plaza del mundo. Desde la inauguración del coso estuvo abonado al tendido bajo del 8, fila 3, número 16. Llegó a ver la despedida de Bombita en la plaza vieja, y de todos los toreros de la historia destacaba a Joselito y Antonio Bienvenida. Era prudente al manifestar sus opiniones, pero inflexible al defender la pureza de la fiesta. De estos aficionados históricos, pioneros del abono madrileño, ...
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Santiago Fernández Heredia falleció, a los 81 años de edad, poco antes de empezar la feria de San Isidro. Era uno de esos aficionados anónimos que contribuyeron a convertir Las Ventas en la primera plaza del mundo. Desde la inauguración del coso estuvo abonado al tendido bajo del 8, fila 3, número 16. Llegó a ver la despedida de Bombita en la plaza vieja, y de todos los toreros de la historia destacaba a Joselito y Antonio Bienvenida. Era prudente al manifestar sus opiniones, pero inflexible al defender la pureza de la fiesta. De estos aficionados históricos, pioneros del abono madrileño, deben de quedar pocos, y sería injusto que continuaran permaneciendo en el anonimato. La categoría de la plaza seguramente no sería hoy la misma sin la afición y los criterios que ellos aportaron desde la primera hora.