Crítica:CINE

Lobito bueno

Teen wolf (De pelo en pecho)

Michael J. Fox, después de su fulgurante éxito en la ingeniosa Regreso al futuro, juega de nuevo con su imagen de adolescente que se lleva mal con la escuela y que no consigue ligar tanto como quería. Pero si en Regreso al futuro el problema se resuelve reescribiendo la historia familiar y transformando al padre en un triunfador, aquí la solución es mucho más fantástica, aunque menos divertida.La pubertad de Michael Fox comporta una exagerada explosión física, tan exagerada que el vello que cubre de pronto su cuerpo es algo más que una manifestación hormonal para adentrarse en lo...

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Michael J. Fox, después de su fulgurante éxito en la ingeniosa Regreso al futuro, juega de nuevo con su imagen de adolescente que se lleva mal con la escuela y que no consigue ligar tanto como quería. Pero si en Regreso al futuro el problema se resuelve reescribiendo la historia familiar y transformando al padre en un triunfador, aquí la solución es mucho más fantástica, aunque menos divertida.La pubertad de Michael Fox comporta una exagerada explosión física, tan exagerada que el vello que cubre de pronto su cuerpo es algo más que una manifestación hormonal para adentrarse en los terrenos de la literatura y en el cine de género: nuestro héroe es un hombre-lobo jovencito, cosa que, pasada la primera sorpresa, no deja de depararle satisfacciones.

Director: Rod Daniel

Intérpretes: Michael J. Fox, Jarnes Hampton y Susan Ursitti. Estadounidense, 1985.Cine Coliseum. Madrid.

Idea de la virilidad

Las chicas, quién sabe por qué extraña idea de la virilidad, le encuentran ahora mucho más atractivo -la película es absolutamente blanca, pero linda, sin querer, con la apología de la zoofilia-, y él se convierte además en un gran jugador de baloncesto.Así, por ejemplo, cuando un partido ya parecía irremisiblemente perdido, el zorro se transforma en lobo, y de su agresividad, fuerza y tamaño surgen múltiples canastas sin que el balón reviente en sus garras.

Un par de chistes divertidos después de una metamorfosis. Fox decide explicarle lo que le sucede a su padre, y éste aparece también de hombre-lobo. Los sobresaltos del protagonista durante la clase de literatura son todo lo que da de sí este telefilme, pensado únicamente para aprovechar la fama del protagonista.

Toda la magia que tenía el cuento infantil en la interesante En compañía de lobos -en la que también se asociaba la adolescencia y el despertar de la sexualidad con manifestaciones de licantropía- es aquí gratuidad y tontería, buscar unas sonrisas de complicidad que sólo se logran gracias a la simpatía y capacidad de comunicación de Michael Fox.

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