Crítica:MÚSICA CLÁSICA

Nátola-Ginastera y su violonchelo potente y afectivo

La actuación de la violonchelista Aurora Nátola-Ginastera centraba el interés del último programa de la Sinfónica de RTVE, encomendado al maestro Gary Bertini, nacido en Rusia (Brichevo, 1927), formado en Palestina y París, cuya carrera está llena de capítulos brillantes.Gary Bertini es un excelente músico, un director de gesto y criterio claros y una sensibilidad o, si se quiere, pensamiento sonoro equidistante de la tradición y de la modernidad. Lo demostró de entrada en una- sinfonía de Haydrí (do menor, hob. 95), equilibrada, biensonante y quizá un poco congelada en su...

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La actuación de la violonchelista Aurora Nátola-Ginastera centraba el interés del último programa de la Sinfónica de RTVE, encomendado al maestro Gary Bertini, nacido en Rusia (Brichevo, 1927), formado en Palestina y París, cuya carrera está llena de capítulos brillantes.Gary Bertini es un excelente músico, un director de gesto y criterio claros y una sensibilidad o, si se quiere, pensamiento sonoro equidistante de la tradición y de la modernidad. Lo demostró de entrada en una- sinfonía de Haydrí (do menor, hob. 95), equilibrada, biensonante y quizá un poco congelada en su sobriedad.

Antes de exponer la primera, de Brahms, tuvimos la visita de dos grandes amigos: la excepcional Aurora Nátola y el Concierto en la menor de Saint-SaÉns.

Orquesta Sinfónica de RTVE

Director: Gary Bertini. Solista: Aurora Nátola-Ginastera, violonchelista. Obras de Haydn, Saint-Saëns y Brahms. Teatro Real. Madrid, 20 y 21 de febrero.

Expresión contemporánea

Si Nátola-Ginastera es capaz, como tenemos bien comprobado, de interpretar un Bach magistral y de abordar la expresión contemporánea del que fue su marido, el llorado Alberto Ginastera, en Saint-Saëns parece encontrar yo no sé qué íntimos rincones de identificación, gracias a los cuales la elegancia cobra temperatura sin' perder su tónica, el lirismo canto sin exceso, pero con un poder afectivo muy singular, y el sonido, hermosísimo y grande, se expande por la gran sala hasta llenarla con su vigor y su belleza.

Esta página, nada convencional para su tiempo -el de la Sinfonía española, de Laló; La arlesiana, de Bizet; El murciélago, de Strauss; las Escenas pintorescas, de Massenet, o las Variaciones Haydn, de Brahms-, subsistirá siempre como,una verdaderadiana dentro del género para violonchelo y orquesta.

Y Aurora Nátola-Ginastera, vital y sensible, la presenta como debe hacer todo gran intérprete: desde la exaltación de sus méritos más evidentes y más recónditos. Un gran triunfo para todos.

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