Activistas judios no aprecian cambios en el Kremlin

Activistas judíos soviéticos expresaron gran satisfacción por la liberación de Anatoli Charanski, pero afirmaron que no aprecian ningún signo de que el Kremlin vaya a cambiar su rígida política de emigración."La liberación de Charanski y la emigración judía no guardan ninguna relación. Este caso aislado no constituye una base suficiente para pensar que haya un cambio en el ambiente general", manifestó el profesor Alexander Lerner, líder moscovita de la comunidad de los judíos que no consiguen permiso para emigrar.

Lemer subrayó que Charanski ha causado constantes problemas a las autorid...

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Activistas judíos soviéticos expresaron gran satisfacción por la liberación de Anatoli Charanski, pero afirmaron que no aprecian ningún signo de que el Kremlin vaya a cambiar su rígida política de emigración."La liberación de Charanski y la emigración judía no guardan ninguna relación. Este caso aislado no constituye una base suficiente para pensar que haya un cambio en el ambiente general", manifestó el profesor Alexander Lerner, líder moscovita de la comunidad de los judíos que no consiguen permiso para emigrar.

Lemer subrayó que Charanski ha causado constantes problemas a las autoridades soviéticas desde que fue detenido, debido a que su caso ha sido piedra de toque permanente para las campañas en defensa de los derechos humanos realizadas en el extranjero. Moscú no tiene nada que perder con la liberación de este programador de ordenadores arrestado hace nueve años, añadió el activista judío.

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Otro prominente activista judío soviético, el profesor Naum Neiman, declaró: "Estoy extraordinariamente satisfecho por Charanski y por su madre, pero éste no es el modo de resolver el problema de la emigración de los judíos".

A partir de 1980, las autoridades soviéticas redujeron considerablemente las cifras de judíos autorizados a emigrar, a pesar de las críticas que esta política mereció en Occidente. Durante el año pasado se concedieron tan sólo 1.140 permisos de emigración, frente a los 51.000 concedidos en 1979.

Las autoridades soviéticas tratan de contener esta corriente por todos los medios. Es normal que los que piden visados sean automáticamente expulsados de sus trabajos. Los medios de comunicación estatales publican, por otra parte, informes periódicos sobre la.existencia miserable" a que se ven abocados los que han emigrado a Israel y otros países occidentales, donde, según las mismas fuentes, no consiguen encontrar trabajo.

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Estos medios de comunicación no publicaron ayer noticia alguna sobre el intercambio de espías realizado el martes, de manera que la generalidad de los soviéticos ignora que Charanski ha sido liberado, informa Pilar Bonet.

Un funcionario del departamento de Prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética suspendió abruptamente el martes un contacto habitual con los informadores cuando fue preguntado por el caso Charanski. El funcionario, VIadimir Morozov, se despidió, en efecto, del auditorio en cuanto se le hizo la pregunta de quién había organizado el intercambio de espías, y afirmó que ese tema no figuraba en su agenda de trabajo.

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