Cartas al director

Atribuciones

Como lector habitual de EL PAÍS, he tenido ocasión de leer en la primera página del periódico del día 28 de enero una noticia que hacía referencia a la proposición de ley de Regulación de las Atribuciones Profesionales de los Ingenieros Técnicos, en la que me ha sorprendido una información errónea que podría interpretarse como tendenciosa y que no se corresponde con la línea habitual de rigor informativo que mantiene ese periódico.Se dice que las escuelas de Arquitectura y los colegios de arquitectos nos oponemos a la adaptación de nuestras competencias a la normativa vigente en la Comunidad E...

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Como lector habitual de EL PAÍS, he tenido ocasión de leer en la primera página del periódico del día 28 de enero una noticia que hacía referencia a la proposición de ley de Regulación de las Atribuciones Profesionales de los Ingenieros Técnicos, en la que me ha sorprendido una información errónea que podría interpretarse como tendenciosa y que no se corresponde con la línea habitual de rigor informativo que mantiene ese periódico.Se dice que las escuelas de Arquitectura y los colegios de arquitectos nos oponemos a la adaptación de nuestras competencias a la normativa vigente en la Comunidad Económica Europea. Nada más lejos de la realidad. Precisamente, la demanda que ejercemos los arquitectos y estudiantes de Arquitectura es la de que la ley se adapte a esa normativa.

Evidentemente, José F. Beaumont no ha tenido acceso a la directiva sobre reconocimiento de títulos de arquitecto y derecho de establecimiento y ejercicio, aprobada por el Consejo de Ministros de la Comunidad Económica Europea el 10 de junio de 1985 y publicada en los diarios oficiales del 21 de agosto del mismo año, en la que se establecen las condiciones que debe cumplir el profesional que ejerce sus actividades en el campo de la arquitectura. Se exige, por ejemplo, que haya tenido una formación académica no menor de cuatro años a nivel universitario y que ésta contemple la enseñanza de materias tecnológicas, urbanísticas y de teoría e historia de la arquitectura que no han recibido los actuales aparejadores y arquitectos técnicos españoles.

Quizá el problema reside en las dificultades que podrían tener los aparejadores y arquitectos técnicos con la entrada en la Comunidad Europea, por la escasa entidad de su formación académica. Pero de nuevo en este país se quiere buscar una solución espectacular de cara a la opinión pública, pero precipitada y chapucera, que tiene como intención adelantarse por medio de esta ley a la decisión del órgano competente en el reconocimiento de títulos, que es, de acuerdo con la directiva, el comité asesor en la formación arquitectónica. Mientras tanto, el Gobierno aparca el proyecto de ley de Garantías de la Edificación, e introduce nuevos elementos de confusión en la ya caótica situación normativa que rodea al sector de la construcción.

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En cualquier caso, y para no limitarse a mi visión interesada sobre el asunto, le envío, junto con esta carta, fotocopia de la normativa comunitaria, con el ruego de que se la entregue a José F. Beaumont para que la lea, medite e informe.-

arquitecto.

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