Crítica:MÚSICA CLÁSICA

Ferviente homenaje a Ernesto Halffter

Como sucedió con el de la Sinfónica de RTVE, el homenaje de la Nacional a Ernesto Halffter se programó fuera de la serie regular de abono y, por si era poco, en la noche del último día de octubre, inicio del largo puente de Todos los Santos. Me parece una actitud de desconsideración a uno de nuestros más grandes compositores, que no por verse acompañada de otras análogas ha de pasarse por alto. Al público de abonados que no hace mucho pudo disfrutar de estrenos como los de Lamberto Gardelli o Gerard Victory, por citar dos ejemplos honorables y de escasa significación, se le supone, por lo vist...

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Como sucedió con el de la Sinfónica de RTVE, el homenaje de la Nacional a Ernesto Halffter se programó fuera de la serie regular de abono y, por si era poco, en la noche del último día de octubre, inicio del largo puente de Todos los Santos. Me parece una actitud de desconsideración a uno de nuestros más grandes compositores, que no por verse acompañada de otras análogas ha de pasarse por alto. Al público de abonados que no hace mucho pudo disfrutar de estrenos como los de Lamberto Gardelli o Gerard Victory, por citar dos ejemplos honorables y de escasa significación, se le supone, por lo visto, incapaz de soportar un monográfico Halffter (al que con grandes caracteres se le ha regalado una H en el programa para convertirlo en Hernesto), quien ya protagonizó ese tipo de audiciones en plena juventud, cuando su nombre no gozaba del prestigio y la popularidad que hoy posee.Así, la asistencia al homenaje no pasó de mediar el Real, aunque los presentes compensaran a los ausentes en grados de entusiasmo y devoción por el maestro.

Concierto-homenaje a Halffter

Orquesta Nacional y Coro Nacional. Director: Víctor Pablo Pérez. Solistas: Eliot Fisk, guitarra; María José Sánchez, soprano; Mariluz Fernández, mezzo,Tomás Cabrera, tenor, y Luis Álvarez Sastre, barítono. Obras de Ernesto Halffter. Teatro Real, 31 de octubre.

Después de los deliciosos Bocetos sinfónicos, página temprana que conserva su vitalidad y su gracia, orquesta, coro y solistas (María José Sánchez, Mariluz Fernández, Tomás Cabrera y Luis Álvarez Sastre) ofrecieron los Psalmi XXII -Dominus pastor meus- y CXVI -Laudate Dominum-, compuestos a la sombra de su trabajo en Atlántida, y en los que la huella del maestro se evidencia tanto como la fuerte personalidad de quien fuera su más distinguido discípulo. Pentagramas cuidados, en todos y cada uno de los detalles, amorosos del hallazgo armónico o tímbrico, complacientes con una cantabilidad sin retórica, constituyen, junto al Canticum a Juan XXIII, la Elegía a Pierre de Polignac y los Gozos sobre el Marqués de Santillana, el corpus del Halffter atlántido. En él se funden las lecciones post mortem de Falla, dadas a través de los manuscritos de la cantata, con las emociones de la vida italiana, a orillas del lago Belgirate o en las milanesas vías Schiaparelli y Palestrina.

Del Concierto para guitarra y orquesta, una de las partituras más primorosas de Halffter, alentada por sones y ritmos populares pero resuelta en un concepto que casi podríamos denominar posmodernista, tocó la bellísima y difícil parte de guitarra el americano Eliot Fisk, con refinada calidad, buen estilo y una cierta tendencia al desquiciamiento agógico, y respondieron con flexibilidad y adhesión profesores, cantores y soll stas. En cuanto al director, Víctor Pablo Pérez, demostró una vez más los quilates de su sensibilidad y la facilidad de su talento, bastante menos considerados en la corte de lo que merecen y debieran serlo. El homenaje fue, en resumen, un acto tan bello como interesante que nunca debió constituir concierto aparte: por el nombre, la obra y la circunstancia del gran Ernesto.

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