Las orquestas madrileñas inician su temporada
Mientras nos visitan la Nacional y la Orquesta de París, con Maazel y Barenboim, las orquestas de casa iniciaron su curso en el Teatro Real: la Nacional de España, dirigida por su principal director invitado, el chileno Maximiano Valdés, expuso un tríptico rormántico y posromántico alemán-austriaco, con la Tercera sinfonía de Schubert; Muerte y transfiguración, de Strauss, y los Lieder del muchacho viajero, de Gustav Mahler, que cantó Santo Ariño, un barítono vasco de gran calidad tímbrica, extensión limitada y correcto estilo. Max Valdés y la ONE hicieron su mejor trabajo...
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Mientras nos visitan la Nacional y la Orquesta de París, con Maazel y Barenboim, las orquestas de casa iniciaron su curso en el Teatro Real: la Nacional de España, dirigida por su principal director invitado, el chileno Maximiano Valdés, expuso un tríptico rormántico y posromántico alemán-austriaco, con la Tercera sinfonía de Schubert; Muerte y transfiguración, de Strauss, y los Lieder del muchacho viajero, de Gustav Mahler, que cantó Santo Ariño, un barítono vasco de gran calidad tímbrica, extensión limitada y correcto estilo. Max Valdés y la ONE hicieron su mejor trabajo en el poema straussiano, en tanto la sinfonía de Schubert no tuvo las calidades de ejecución y expresión tan necesarias a esta música.Una nueva audición de la Cuarta de Chaikovski -con buena línea y sin abuso retórico- y una página del director invitado, el veneciano Lamberto Gardelli, conformaron el programa. Gardelli cumplirá el mes que viene 70 años y se formó como director junto a Tulio Serafín, y como compositor, al lado de Petrassí. En Contrast.'s, una partitura amplia, brillante, escrita con soltura y en la que reaparece un buen número de estilos pretéritos, tendentes todos a la expresividad romanticista, Lamberto Gardelli logró una buena acogida. Cantó la parte solista la mezzo de Stuttgart Liat Himmelheber.