El fin de un secuestro

La mayoría del Ejercito marroquí está en el ex Sáhari español

Un total de 120.000 hombres de los 144.000 que componen las Fuerzas Armadas Reales (FAR) constituyen el contingente militar que Marruecos tiene destacado en el ex Sáhara español para hacer frente al conflicto bélico que desde hace casi diez años, -desde que España cedió la administración del territorio-, mantiene con la guerrilla saharaui, hoy día transformada en un auténtico cuerpo de ejército. El contingente, aproximadamente el 90% de los efectivos militares marroquíes, se encuentra acantonado esencialmente en el triángulo compuesto por las plazas saharianas de Gulimin, Tan Tan y Tifnit,...

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Un total de 120.000 hombres de los 144.000 que componen las Fuerzas Armadas Reales (FAR) constituyen el contingente militar que Marruecos tiene destacado en el ex Sáhara español para hacer frente al conflicto bélico que desde hace casi diez años, -desde que España cedió la administración del territorio-, mantiene con la guerrilla saharaui, hoy día transformada en un auténtico cuerpo de ejército. El contingente, aproximadamente el 90% de los efectivos militares marroquíes, se encuentra acantonado esencialmente en el triángulo compuesto por las plazas saharianas de Gulimin, Tan Tan y Tifnit, y supone un alto coste para la economía marroquí, actualmente en estado de emergencia.

El sistema de enfrentamientos abiertos en campos de batalla que definían a la guerra del Sáhara a finales de los setenta y principios de los ochenta ha cambiado radicalmente debido al plan de autodefensa impulsado por las FAR y que se basa principalmente en la construcción de muros defensivos a lo largo y ancho del territorio, con los que se pretende dificultar las incursiones de los comandos saharauis y alertar a las unidades de intervención inmediata (aéreas y terrestres) de la movilización del enemigo, mediante una red de alerta y control en base al uso de radar.

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Hostigamiento y emboscada

La creación de muros defensivos ha cambiado completamente la estrategia del Estado Mayor saharaui sobre esta guerra, en la que hoy día prima, por parte del Frente Polisario, el hostigamiento y la emboscada. Las FAR mantienen actualmente una situación que podría definirse como confortable en este conflicto, porque los muros constituyen un importante obstáculo que impide a los comandos el Frente Polisario realizar acciones continuadas y sitúa al campo de batalla en una zona alejada de los principales núcleos de población del interior del territorio.No obstante la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) se precia de haber librado importantes combates a su favor, pese a la existencia de los muros, y prueba real de ello es la victoria que obtuvo el pasado 16 de agosto frente a las FAR, que arrojó un balance de 35 muertos y 200 heridos en las filas marroquíes, según cifras difundidas por los guerrilleros saharauis. Esta batalla, según expertos en la zona, es la más importante que libra el Frente Polisario después del desastre de Guelta Zamur, en 1981, que produjo un fuerte descalabro al Ejército marroquí.

En total, Marruecos ha construido cinco muros defensivos desde que en agosto de 1980 decidiera impulsar este sistema de autodefensa, que los expertos consultados aseguran que tiene sus precedentes en la guerra del Vietnam. Con la conclusión de la construcción del quinto muro este último verano, las FAR aseguran como protegidas las tres cuartas partes del territorio del ex Sáhara español.

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Sólo escapan de su control unos 32.000 kilómetros cuadrados, precisamente la franja existente desde el sur de Dajla (antigua Villa Cisneros) y la frontera normauritana. En esta zona, única de acceso del Frente Polisario al Océano Atlántico, es donde se produjo el ametrallamiento de El Junquito y de la patrullera Tagomago, así como el derribo de dos avionetas comerciales europeas y la destrucción de una embarcación de recreo alemana occidental, acciones ambas realizadas en fechas recientes.

Los problemas surgidos tras la anexión del Sáhara por Marruecos, que defraudaron al rey Hassan II, confiado en la victoria tras la Marcha Verde y los acuerdos de Madrid (1975), impulsaron al monarca alauita a reconstruir las FAR, desmanteladas y desarmadas tras los intentos de derrocamiento de 1971 y 1972.

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