Cartas al director

Polémicas vascas

Mediante la presente quisiera contestar al señor Enrique Laguna, de Getafe, que hace una serie de afirmaciones, desde una óptica distorsionada, acerca de la intervención de la Guardia Civil impidiendo el funeral de Juan Mari Otegui, el Derecho Canónico, los curas de Itsasondo y la Iglesia.Convirtiéndose en juez y parte, el señor Laguna acusa al refugiado vasco de ser autor de varios asesinatos. No dice, por cierto, quiénes son las víctimas, cuándo y dónde se cometieron esos supuestos crímenes, ni cuáles son las pruebas que se acopian en contra de Otegui. Es evidente que el señor Laguna basa su...

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Mediante la presente quisiera contestar al señor Enrique Laguna, de Getafe, que hace una serie de afirmaciones, desde una óptica distorsionada, acerca de la intervención de la Guardia Civil impidiendo el funeral de Juan Mari Otegui, el Derecho Canónico, los curas de Itsasondo y la Iglesia.Convirtiéndose en juez y parte, el señor Laguna acusa al refugiado vasco de ser autor de varios asesinatos. No dice, por cierto, quiénes son las víctimas, cuándo y dónde se cometieron esos supuestos crímenes, ni cuáles son las pruebas que se acopian en contra de Otegui. Es evidente que el señor Laguna basa su información en lo que dice el telediario y algunos otros órganos de expresión que se hacen eco de lo que a su vez informa el Ministerio del Interior. Pero nada de esto está acreditado. Se abusa del habría sido, al parecer, se presume. Pero aquí la única cuestión clara y definitivamente irrebatible es que el muerto ha sido el señor Otegui. Éste ya no puede defenderse, y así es fácil cargarle hasta el atentado contra Dato.

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Pero suponiendo aun que Otegui hubiera cometido algún homicidio, cuestión que reitero no está en absoluto probada, ¿tiene la Iglesia autoridad moral para negarle exequias fúnebres, digan lo que digan cánones o canonjías?

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Habría que recordar al señor Laguna que cuando murió el dictador, acreditado instigador, sentenciador, coautor de miles y miles de asesinatos, en ningún momento la Iglesia sacó a relucir los famosos cánones ni se negó a celebrar sus funerales, los que se realizaron con gran ceremonia y a todo lujo.-

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