Cómo matar un satélite

El proyectil es apenas mas grande que un bote de café. Pero en el interior del cilindro de 30 por 33 centímetros de superficie se alojan 6,4 diminutos cohetes, ocho telescopios de alta potencia y un mecanismo de puntería tan sensible que puede detectar el calor de una estrella lejana. Esta joya única de la tecnología miniaturizada representa el punto culminante en el arte de perseguir y matar satélites.El proyectil, que recibe el nombre de vehículo miniaturizado de puntería, reposa en la punta de un misil de cinco metros y medio adosado a un cazabombardero F-15. El avión, guiado por las...

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El proyectil es apenas mas grande que un bote de café. Pero en el interior del cilindro de 30 por 33 centímetros de superficie se alojan 6,4 diminutos cohetes, ocho telescopios de alta potencia y un mecanismo de puntería tan sensible que puede detectar el calor de una estrella lejana. Esta joya única de la tecnología miniaturizada representa el punto culminante en el arte de perseguir y matar satélites.El proyectil, que recibe el nombre de vehículo miniaturizado de puntería, reposa en la punta de un misil de cinco metros y medio adosado a un cazabombardero F-15. El avión, guiado por las estaciones terrestres que detectan la presencia de satélites enemigos, se eleva a varias millas y dispara su misiI. El cohete de dos fases dispara entonces la cabeza desde una altura atmosférica hacia el espacio. Los telescopios situados en la punta del proyectil detectan las radiaciones de infrarrojos que emanan del satélite y las transmiten a un mecanismo de puntería sensible al calor que se halla en un pequeño refrigerador, puesto que de la misma forma que es más fácil ver la luz en una habitación oscura lo es más también detectar el calor en un ambiente frío. No hacen falta explosivos, ya que un satélite que gira alrededor de la Tierra a unos 28.000 kilómetros por hora se haría pedazos por el choque con un proyectil de 16 kilos a una aceleración de más de 17.000 kilómetros.

La URSS posee su propia arma antisatélites, aunque es de un modelo primitivo comparada con la norteamericana. Es un cohete de dos toneladas y 45 metros de longitud cuya misión es la de ponerse en órbita y perseguir a los satélites enemigos en el espacio. Después de alcanzar su objetivo, el misil estalla destruyendo al satélite. Pero la diferencia estriba en que, mientras que un F-15 puede alcanzar una posición de disparo en menos de una hora, el arma soviética debe esperar a que un satélite blanco pase por delante de sus zonas fijas de lanzamiento de misiles, lo que puede llevar hasta 12 horas. El misil norteamericano puede hacer diana en menos de 10 minutos desde el lanzamiento, mientras que el cohete soviético tardaría tres horas. Por añadidura, los soviéticos emplean un mecanismo de puntería guiado por radar que es más fácil de detectar y, por tanto, de contrarrestar que los sensores de calor norteamericanos. La URSS está tratando de perfeccionar un mecanismo de puntería por rayos infrarrojos, pero hasta la fecha han fracasado las seis pruebas realizadas.

Tanto el arma norteamericana como la soviética pueden alcanzar sólo a satélites a poca altura, apenas a unos cientos de kilómetros en el espacio. Los satélites espías o de reconocimiento son vulnerables, dado que se agarran al extremo superior de la atmósfera para tener una visión más clara de la Tierra, pero la mayoría de estos ingenios de alerta avanzada -propios de una guerra nuclear- vuelan lejos del peligro, a más de 40.000 kilómetros de altura, a menos que se desarrollen matasatélites más efectivos que los actuales.

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