EDUCACIÓN

Un 6% de las familias que solicitan becas intenta defraudar al Estado

Desde 1982, año a partir del cual se efectúa un control minucioso de las solicitudes dudosas de becas de estudio, el 6% de las familias españolas que solicitan becas intenta defraudar al Estado. La Administración ha destinado este año 18.000 millones de pesetas para ayudas al estudiante, distribuidos en becas individuales que oscilan entre las 209.000 y las 65.000 pesetas al año. Hace dos días se han hecho públicos algunos casos de intento de fraude, entre los cuales se encuentra el de una familia que declaró ingresos únicos de 500.000 pesetas anuales y silenció un patrimonio superior a los 30...

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Desde 1982, año a partir del cual se efectúa un control minucioso de las solicitudes dudosas de becas de estudio, el 6% de las familias españolas que solicitan becas intenta defraudar al Estado. La Administración ha destinado este año 18.000 millones de pesetas para ayudas al estudiante, distribuidos en becas individuales que oscilan entre las 209.000 y las 65.000 pesetas al año. Hace dos días se han hecho públicos algunos casos de intento de fraude, entre los cuales se encuentra el de una familia que declaró ingresos únicos de 500.000 pesetas anuales y silenció un patrimonio superior a los 30 millones.

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Cuando los padres de E. J. L., estudiante de COU de un colegio de Toledo, solicitaron el pasado curso una beca de estudios para su hija, hicieron constar en la declaración de bienes que disponían en total de 30 cabezas de ganado vacuno, 130 hectáreas de terreno, entre propias y arrendadas, y un tractor. Por todo ello, los padres de E. J. L. afirmaron obtener unos ingresos medios anuales de 270.000 pesetas. Sin embargo, en la solicitiud de la beca del curso escolar anterior, 1982-1983, declararon como únicos bienes el tractor y 120 hectáreas de terreno, y unos ingresos medios anuales de 215.000 pesetas.La Inspección del Ministerio de Educación y Ciencia, alarmada ante la evolución de la riqueza patrimonial de los padres de la solicitante, debió pensar que o se trataba de un ejemplo doméstico de lo que antaño se denominó milagro económico español o estaba ante un intento algo ingenuo de engañar a las autoridades. La adquisición de 10 hectáreas y 30 cabezas de ganado vacuno en un solo año, con una diferencia de ingresos de 115.000 pesetas y una inflación superior al 10%, debió parecer una operación financiera peculiar.

La Guardia Civil y las cámaras agrarias fueron, entre otras, las instituciones encargadas de vigilar los bienes de esta familia. El pasado mes de abril, el informe estaba ya redactado, y hace dos días, publicado en el Boletín Oficial del Estado, con la correspondiente denegación de la beca y devolución del importe de las recibidas en los tres cursos anteriores, en los que E. J. L. cursaba BUP.

Tres fincas urbanas

Según la evaluación de los funcionarios del Estado, la familia de la estudiante becada disponía, en realidad, del doble de cabezas de ganado vacuno y 170 hectáreas de terreno, 60 propias y 110 arrendadas. Eran también dueños de tres fincas urbanas, valoradas en siete millones de pesetas, y de una empacadora. Estos funcionarios le calcularon a esta familia unos ingresos anuales de tres millones.Un estudiante de 4º curso de Medicina en la universidad de Oviedo, A. R. A., solicitó y obtuvo una beca de 100.000 pesetas para el curso académico 1983-1984. Su padre, profesor de Química, alegó unos ingresos netos anuales de 535.847 pesetas. Una vez realizada la inspección, la familia se reveló propietaria de 10 plazas de garaje arrendadas; 1,5 hectáreas de terreno, valoradas en cuatro millones de pesetas; dos automóviles; cuatro fincas urbanas, tres de ellas alquiladas a terceros, por un importe de 45.000 pesetas al mes, y estimadas en 15,5 millones; participaciones en la Bolsa de 6.200.000 pesetas, y otros bienes por valor de casi seis millones. El incremento del patrimonio familiar, en un sólo año, fue de 15 millones de pesetas. Tampoco declaró ser accionista mayoritario en una empresa de mármoles.

También en Oviedo se ha revocado otra beca, de 46.000 pesetas, a una estudiante universitaria de primer curso de Humanidades, M. J. R. A. Sus padres afirmaron disponer de un único recurso de subsistencia, las 90.000 pesetas mensuales del cabeza de familia, emplado de la Renfe. Meses después, los funcionarios estatales descubrieron que a ese ingreso había que sumar tres fincas urbanas, "varias fincas de pradería", un comercio de comestibles en boyante funcionamiento, el coche y la pensión de la abuela, que vivía en el domicilio de M. J. R. A, de 38.000 pesetas.

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