Cartas al director

Delirio anticlerical

En mi condición de latinoamericano, deseo hacer un alcance a la delirante carta de un tal Fausto Suárez, también latinoamericano, enviada desde Suecia y publicada en EL PAIS el pasado domingo 11 de los corrientes.Dice este buen señor que los males de su continente se deben a España y al Vaticano, que nuestra lengua española no ha servido más que para rezar y para el estudio de la teología. Semejante afirmación no puede ser más que producto de la irreflexión y del confusionismo que dicho señor expresa. Para este señor, a Neruda, Gabriela Mistral, Asturias y García Márquez, todos ellos premios N...

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En mi condición de latinoamericano, deseo hacer un alcance a la delirante carta de un tal Fausto Suárez, también latinoamericano, enviada desde Suecia y publicada en EL PAIS el pasado domingo 11 de los corrientes.Dice este buen señor que los males de su continente se deben a España y al Vaticano, que nuestra lengua española no ha servido más que para rezar y para el estudio de la teología. Semejante afirmación no puede ser más que producto de la irreflexión y del confusionismo que dicho señor expresa. Para este señor, a Neruda, Gabriela Mistral, Asturias y García Márquez, todos ellos premios Nobel y latinoamericanos, nuestro idioma sólo les ha servido para rezar.

En su delirio, se abroga la representatividad de todos los latinoamericanos, como si el continente le hubiera nombrado a él portavoz de todos sus afanes. Sienta cátedra sobre cuáles son los países civilizados y cuáles no, asumiendo con ello el papel de juez universal. Asume asimismo el papel de profeta, al asegurar que el Vaticano tendrá que terminarse pronto; sin duda, si él lo dice. Se pregunta qué será de los españoles cuando se termine el Vaticano, pues, según él, para los suramericanos, España y el Vaticano son la misma cosa.

Por último, afirma que a los suramericanos no les cabe duda de que los conquistadores españoles mataron a todos los indios. Puedo asegurar al señor Suárez que a mis antepasados indios no los mataron, con lo que ya no fueron todos. Y él, con su apellido, Suárez, ¿de dónde viene? ¿De los colchecas, quechuas o guacamayos?-

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