Viviendas baratas construidas con cáscara de arroz

La vivienda es otra de las múltiples aplicaciones rentables de los residuos sólidos. En este caso lo idóneo es utilizar los productos de desecho agrícolas e industriales característicos de cada país para obtener viviendas de bajo coste. En el Instituto Torroja se investiga con cáscara de arroz, adobe, tapial y hormigones pobres (realizados con cenizas volantes), dentro de un proyecto que se lleva a cabo en colaboración con el Instituto de Materiales de la Construcción de Cuba, el Instituto Nacional de la Vivienda de la República Dominicana y el Instituto de Desarrollo Experimental de la Constr...

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La vivienda es otra de las múltiples aplicaciones rentables de los residuos sólidos. En este caso lo idóneo es utilizar los productos de desecho agrícolas e industriales característicos de cada país para obtener viviendas de bajo coste. En el Instituto Torroja se investiga con cáscara de arroz, adobe, tapial y hormigones pobres (realizados con cenizas volantes), dentro de un proyecto que se lleva a cabo en colaboración con el Instituto de Materiales de la Construcción de Cuba, el Instituto Nacional de la Vivienda de la República Dominicana y el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción de Venezuela."Se trata de buscar materiales y tecnologías que permitan abaratar las viviendas", señala el jefe del proyecto español, Julián Salas. El proyecto de investigación, que se llevará a cabo entre 1985 y 1987, se dirige fundamentalmente a países en vías de desarrollo, aunque "en España se puede aplicar en viviendas secundarias o marginales (los gitanos se han interesado en el proyecto) y también en naves industriales".

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Asimismo, se piensa que puede ser útil para la reconstrucción de los pueblos de Castilla. "Buscamos materiales aplicables a viviendas de alrededor de 40 metros cuadrados, con un coste aproximado de 80 dólares por metro cuadrado (unas 1.600 pesetas)", indica el responsable de la investigación en España.

En Venezuela estudian la viabilidad del azufre, y en Cuba se investiga el bagazo (desecho de la caña de azúcar), que plantea un grave problema ecológico debido a las grandes cantidades que se producen. En la República Dominicana el material empleado es la bauxita (se trata del segundo país productor de aluminio del mundo), que puede ser un excelente complemento del cemento.

"La cáscara de arroz se puede utilizar de dos maneras diferentes: como si se tratara de una arena fina que permite obtener una especie de hormigón ligero. De esta forma, es decir, como sustituto de los áridos, presenta unas características ideales de aislamiento térmico y poco peso".

"También se puede utilizar como ceniza, para intentar sustituir al cemento. Con este fin hemos diseñado un horno en el que queda depositado un 20%. de la cáscara de arroz en forma deceniza y un 80% de sílice, lo que da lugar a un conglomerado de óptimas cualidades", indica Julián Salas.

El material resultante tiene un poder de combustión que se acerca al 40% del que posee: el petróleo, por lo que también podrá ser útil para mantener pequeñas factorías. La idoneidad de la cáscara de arroz para estos fines queda ampliamente reflejada en la cifra de su producción: 500 millones de metros cúbicos de este material. se acumulan anualmente en todo el mundo.

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