Un Beethoven para la historia de Madrid

Muchos madrileños que no conocen el teatro Real contribuyeron a llenar totalmente la noche del martes, en la explanada de la Almudena, el auditorio provisional que el Ayuntamiento ha erigido ante ese balcón de Madrid. Las colas desbordaban la fachada a la calle de Bailén del palacio Real, y el motivo no era para menos.Por primera vez se ofrece al aire libre, dentro del programa Los veranos de la Villa, que organiza la Concejalía de Cultura municipal, en cinco sesiones (sólo se descansará hoy) la serie integral de las sinfonías (1800-1825) de Ludwig van Beethoven (1770-1827), uno de los ...

Muchos madrileños que no conocen el teatro Real contribuyeron a llenar totalmente la noche del martes, en la explanada de la Almudena, el auditorio provisional que el Ayuntamiento ha erigido ante ese balcón de Madrid. Las colas desbordaban la fachada a la calle de Bailén del palacio Real, y el motivo no era para menos.Por primera vez se ofrece al aire libre, dentro del programa Los veranos de la Villa, que organiza la Concejalía de Cultura municipal, en cinco sesiones (sólo se descansará hoy) la serie integral de las sinfonías (1800-1825) de Ludwig van Beethoven (1770-1827), uno de los mayores monumentos sonoros de la historia, sobre el que no parece haber pasado el tiempo. Miguel Ángel Gómez Martínez y la Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE están realizando una hazaña similar a aquella que Ataúlfo Argenta protagonizó hace años frente a la Orquesta Nacional y el Orfeón Donostiarra en la plaza Porticada de Santander. La acústica del auditorio madrileño es algo seca, pero no tanto como para impedir al público el disfrute de las vibrantes versiones que Gómez Martínez ofreció de la Primera sinfonía en do mayor Op. 21 y de la Tercera sinfonía en mi bemol mayor, Heroica, Op. 55. La Orquesta Sinfónica de RTVE demostró otra vez su buen momento y la seriedad en el trabajo emprendido. Tocó con verdadero empuje y soltura, y las secciones de la cuerda respondieron al maestro con calidades virtuosísticas y expresivas dignas del mayor elogio. Todo fluía limpiamente y con impulso y cohesión de principio a fin, aunque tal vez pueda pedirse más sosiego en el andante de la Primera y en la tremenda Marcha fúnebre de la Heroica. Cual si fueran desencadenados por el espíritu de Prometeo, los truenos de unos fuegos artificiales estuvieron a punto de dar al traste con el último movimiento de la Heróica. Pero Gómez Martínez, sereno y seguro, y las aclamaciones del público, lograron que Beethoven pudiese con las tracas.