El rey de España, Juan Carlos I

( ... ) El Rey de España es un europeo convencido, decidido a utilizar su prestigio,en el interior y en el exterior de su país para facilitar las tensiones y afirmar el papel futuro de España. A este respecto, no oculta su ambición de ver a Madrid convertido en un socio político importante de la CEE, por una parte, y por otra, desempeñando ' gracias a las buenas relaciones que España tiene con todas las capitales europeas, una función de intermediario entre los países de la Comunidad todas las veces que éstos tengan fricciones o choques de importancia. España podría, en fin, servir de lazo ent...

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( ... ) El Rey de España es un europeo convencido, decidido a utilizar su prestigio,en el interior y en el exterior de su país para facilitar las tensiones y afirmar el papel futuro de España. A este respecto, no oculta su ambición de ver a Madrid convertido en un socio político importante de la CEE, por una parte, y por otra, desempeñando ' gracias a las buenas relaciones que España tiene con todas las capitales europeas, una función de intermediario entre los países de la Comunidad todas las veces que éstos tengan fricciones o choques de importancia. España podría, en fin, servir de lazo entre Europa y los países situados al sur del Mediterráneo.Más allá de estas consideraciones, el rey Juan Carlos estima -y en esto está completamente de acuerdo con el jefe de su Gobierno, Felipe González- que Europa, en tanto que tal, debe desarrollar su personalidad propia. Si una verdadera unión política europea no es para él más que una perspectiva lejana, los miembros de la Comunidad deben, desde ahora, llevar a cabo proyectos ambiciosos sobre el plano de la tecnología, por ejemplo. Es lo que le dirá el soberano español a Mítterrand. Si España, en este momento, no está interesada por el proyecto Eureka, hay otros que le afectan directamente; por ejemplo, el proyecto del Futuro Avión de Combate. (...)

La opinión de un gran número de españoles, y del primero de entre ellos, es que España debe, en tanto que potencia occidental, participar en todas las organizaciones existentes en Occidente y, sobre todo, en la CEE y la OTAN. ( ... )

Hay otro punto al que España atribuye una gran importancia: es la lucha contra el terrorismo. Sobre este punto es de la opinión del presidente Reagan y de la mayoría de los jefes de Gobierno europeos, a saber, que conviene organizar la lucha contra el terrorismo en el plano internacional y, sobre todo, a nivel europeo. ( ... ) El rey Juan Carlos piensa abordar este tema con el presidente Mitterrand. ( ... ) El Rey de España sitúa su acción política a un nivel que no es el de la acción gubernamental. ( ... ) El Rey, según la Constitución, no gobierna ni reina. Está ahí, simplemente. Un poco como el símbolo o el testigo de la realidad española.

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¿Cómo se explica, en esas condiciones, que Juan Carlos tenga hoy día en su país, pero también en el extranjero, un peso tan importante y una popularidad tan grande, un 82%, según un sondeo reciente? La explicación se apoya en dos puntos: la evolución constitucional de España y la personalidad misma de Juan Carlos. ( ... ) En la Monarquía constitucional que es hoy día España, Juan Carlos es de ahora en adelante, según una de sus expresiones favoritas, un árbitro, pero no árbitro sin silbato.

Desempeña un papel a menudo decisivo, la mayor parte en la sombra, pues se ha obligado a sí mismo a no salirse jamás del cuadro estricto de la Constitución. Agregamos a esto que ha mantenido siempre las mejores relaciones con los jefes de Gobierno, sobre todo con el actual, González, quien visiblemente goza de su completa confianza. Porque esté fuera o por encima de la política, el Rey ve a todo el mundo, hombres de todas las tendencias, de todos los grupos económicos. Escucha, aconseja, orienta, siempre con la mayor discreción. ( ... ) Cuando Fidel Castro pasó por Madrid, no perdió la ocasión de recordar al soberano español que esperaba la visita de su majestad. El líder máximo agregó: "No olvide que hay un trono en La Habana; sólo el Rey de España puede sentarse en él".

Esta anécdota no disgusta visiblemente a don Juan Carlos. El soberano ha visitado ya la casi totalidad de los países de América Latina, con cuatro excepciones notables: Chile, Paraguay, Nicaragua y Cuba.

Había encarado en una época, parece, efectuar un viaje conjunto a Chile y Cuba, pero ahora la situación en Chile se ha degradado políticamente y la perspectiva de un viaje a Santiago parece abandonada. Por el contrario, no se excluye que el Rey pueda visitar La Habana. Pero, desde su punto de vista, un viaje semejante no podría tener lugar en el momento en que España está bien instalada en Europa y a la vez en la OTAN.

No puede haber ambigüedad sobre la posición de España.

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