Gilbert: "La visión del científico es distinta de la de la industria"

El premio Nobel de Química 1980 ha dejado de presidir la empresa de biotecnología que fundó

"El desarrollo de la biotecnología ha motivado la cooperación entre científicos y empresarios, derivada de la coincidencia de intereses, pero el científico tiene una visión a mucho más largo plazo, que es difícil de conciliar con la de la empresa", dijo el premio Nobel de Química norteamericano Walter Gilbert, para explicar su relativo fracaso al frente de Blogen, una empresa de ingeniería genética molecular que dejó de presidir el pasado mes de febrero. Gilbert estuvo en Madrid para pronunciar una conferencia dentro del ciclo ADN y expresión genética, patrocinado por la Fundación Juan March....

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"El desarrollo de la biotecnología ha motivado la cooperación entre científicos y empresarios, derivada de la coincidencia de intereses, pero el científico tiene una visión a mucho más largo plazo, que es difícil de conciliar con la de la empresa", dijo el premio Nobel de Química norteamericano Walter Gilbert, para explicar su relativo fracaso al frente de Blogen, una empresa de ingeniería genética molecular que dejó de presidir el pasado mes de febrero. Gilbert estuvo en Madrid para pronunciar una conferencia dentro del ciclo ADN y expresión genética, patrocinado por la Fundación Juan March.

Walter Gilbert, de 51 años, no se muestra desesperanzado tras su forzada dimisión como presidente de Biogen, la empresa norteamericana que fue creada en torno a su figura en 1982, dos años después de que recibiera el Premio Nobel. Desde el principio, Gilbert estuvo al frente de ella, tras renunciar a su cátedra de la universidad de Harvard. Los productos de esta empresa, que tiene 400 empleados, "llegarán por primera vez al mercado durante este año y el siguiente".Entre los productos que comercializará la empresa cita "el interferón A, que va a ser vendido este año ya, así como la vacuna de la hepatitis B y la hormona del crecimiento animal, que saldrán al mercado el año próximo". La carrera de Gilbert como hombre de negocios fue seguida muy de cerca por la Prensa de Estados Unidos, y no estuvo exenta de polémica. El premio Nobel basó su política comercial en un buen diseño de las relaciones públicas, que resultó acertado para una empresa de alto riesgo como la que presidía.

El descubrimiento de la clonación del interferón por científicos de Biogen fue presentado en una masiva conferencia de prensa, prescindiendo del más ortodoxo sistema de las publicaciones científicas. Sin embargo, pese a esta política agresiva, Gilbert fue tachado de utópico, de hombre de grandes sueños, que aportaba a la empresa muchas esperanzas, pero pocos productos tangibles.

"Biogen no ha conseguido los éxitos que se esperaba, pero ha funcionado muy bien y seguirá haciéndolo, aunque en adelante pasará a ser una empresa tradicional". En cuanto a su futuro, Gilbert, que sigue ligado a la empresa, se muestra optimista: "Ahora sólo soy un antiguo hombre de negocios y pienso volver de nuevo a la universidad, trabajando íntegramente en investigación. Le he dedicado siete años a la empresa y creo que ya fue tiempo suficiente. Ha sido una experiencia interesante, enriquecedora, pero es un tipo de actividad que no me gustaría hacer para siempre".

Matemático, físico, biólogo y empresario

Walter Gilbert es un científico acostumbrado a los grandes cambios. Antes de dedicarse a la biología molecular era materriático y fisico teórico. "Encontré fascinante la biología y, concretamente, cómo funciona el material genético y regula la asociación". Y explica su evolución diciendo que "era un teórico puro, luego me híce experimentador en biología y más tarde me convertí en un hombre de negocios".Gilbert se muestra optimista en cuanto al futuro de la ingeniería genética y sus aplicaciones prácticas. "La biotecnología se basa ahora fundamentalmente en la recombinación artificial del ADN (ácido desoxirribonucleico). El progreso puede parecer desde fuera muy lento, y, sin embargo, es muy rápido. Hay que tener en cuenta que se tarda unos ocho años entre el descubrimiento científico y la puesta en el mercado del producto correspondiente".

"Aunque parece que los productos van apareciendo muy lentamente, el ritmo está bastante bien y en el futuro habrá un momento en que se recojan muchos de los resultados juntos", añade Gilbert. "Existe otra rama de la ingeniería genética dedicada a estudiar los genes humanos que va muy deprisa, pese a que tal vez tampoco lo parezca, y que tiene unenorme interés desde el punto de vista de la mediciría".

Las aplicaciones industriales de la biotecnología se materializarán a partir de la próxima década, según Gilbert. "Creo que la biotecnología será la principal fuente de productos farmacéuticos a principios de los años noventa, pero el efecto sobre la agricultura ocurrirá mucho después".

Secuenciar el ADN humano llevaría 20 años

"Por ahora nadie se ha puesto a secuenciar el ADN humano como tal, y hacerlo requeriría muchos años, alrededor de 20, teniendo en cuenta que las sustancias que actualmente se pueden abordar son del orden de 200.000 pares de bases, la décima parte del cromosoma de una bacteria, que equivale a una diezmilésima del tamaño del ADN humano", dijo Gilbert, quien señaló que, sin embargo, ya se está empezando a plantear la oportunidad de hacerlo y a valorar las posibilidades de éxito.Walter Gilbert recibió el Premio Nobel de Química en 1980 por sus trabajos sobre la secuenciación del ADN, desarrollados con su colaborador Allan Maxam. El método de Gilbert, junto al desarrollado por el también premio Nobel de Quírnica Frederick Sanger, permitió conocer la secuencia, el orden en que las bases (adenina, guanina, uracilo y citosina) se unen formando los polinucleótidos de los que está compuesto el ADN, la base de la transmisión genética. Ambos métodos han permitido leer en su orden varios millones de letras que representan estas bases.

Acerca de las sorpresas encontradas el descifrar el orden de las bases en el ADN Clilbert dijo que "la mayor fue el hecho mismo de encontrar un método para secuenciar el ADN, cuando lo que buscábamos era algo totalmente distinto, en concreto, cómo el represor de la bacteria Escherichia coli, una proteína que regula la digestión de la lactosa, se une al operador, una parte: del ADN de la bacteria".

El científico ruso Andrei Mirzabekov sugirió a Gilbert una técnica que le permitiría averiguar el lugar exacto de unión entre el represor y el operador. Gilbert se dio cuenta de que esta técnica le serviría para secuenciar cualquier texto genético. "Es", dice el premio Nobel, "un ejemplo de la impredectibilidad de la ciencia".

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