Crítica:FLAMENCO

La gran noche de Mairena y El de la Tomasa

Manuel Mairena y José de la Tomasa llevaron, al final, a lo más alto una noche que se nos estaba muriendo entre las manos. Son las cosas del flamenco. En el descanso todos andábamos un poco de capa caída y cariacontecidos, porque aquello estaba dando muy poco de sí. Realmente, la primera parte nos la podían haber perdonado.El Boquerón tuvo una actuación anodina, haciendo un cante por seguiriyas discreto, unos fandanguitos y bulerías que no llegaron a la calidad y la garra habitual en él por este palo para baile; prescindió, inexplicablemente, de su cante por soleá, ...

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Manuel Mairena y José de la Tomasa llevaron, al final, a lo más alto una noche que se nos estaba muriendo entre las manos. Son las cosas del flamenco. En el descanso todos andábamos un poco de capa caída y cariacontecidos, porque aquello estaba dando muy poco de sí. Realmente, la primera parte nos la podían haber perdonado.El Boquerón tuvo una actuación anodina, haciendo un cante por seguiriyas discreto, unos fandanguitos y bulerías que no llegaron a la calidad y la garra habitual en él por este palo para baile; prescindió, inexplicablemente, de su cante por soleá, que suele hacer con excelencia.

Tampoco el Yunque tuvo su mejor noche, en una actuación que además prolongó en demasía; hay artistas que creen que por haber más van a gustar más, olvidándose de que importa sobre todo la calidad; el Yunque anduvo peleando con el cante, sin mucho acierto pese a su voluntad.

Cumbre flamenca: Con Manuel Torre y Mairena

Cante: Diego Camacho El Boquerón, Ricardo Losada El Yunque, Manuel Agujetas, Manuel Mairena, José de la Tomasa. Toque: Quique Paredes, Carlos Habichuela, Manuel Morao, Enrique de Melchor, Pedro Bacán. Baile: Manuel Carrasco, con Juan José y Enrique el Extremeño al cante y Joaquín Amador y Julio Carrasco al toque. Teatro Alcalá Palace. Madrid, 25 de abril.

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Había espectación por oír a Agujetas, especialmente entre la gente del flamenco, los aficionados de verdad, incluso los profesionales. Después de oírle casi todas las expectativas se habían derrumbado lamentablemente. Manuel comenzó por seguiriyas cuyos primeros tercios hizo a trompicones, cortando donde le venía bien, para después enmendarse y darnos la emoción y el eco de su gente y la jondura del género; por soleares siguió en esa línea, y llegamos a pensar en algún momento que podríamos escuchar algo del cante que hizo la leyenda de los Agujetas. Pero ahí acabó todo. Por bulerías hizo una copla apresuradamente, luego dos fandanguitos y dos tercios por martinetes. Y Manuel no dio más de sí.

Pundonor

Del baile de Manuela Carrasco prefiero no hablar porque al parecer salió al escenario con una baja muy grande de tensión, como ella misma explicó al público pidiendo perdón. Quede constancia de su pundonor, del buen cante de Juan José y del siempre excelente toque de Amador.Enrique de Melchor hizo primero su toque en concierto, con la brillantez y la solvencia en él habitual, y después acompañó el cante de Mairena. Manuel estuvo eminente en los cantes que le son más queridos, soleá, siguiriya, tientos, tonás. Sobre todo en este último género fue sensacional, cantando con poder, emoción y grandeza.

Después, el de la Tomasa, sobrino nieto del Torre, cantó bulerías por soleá, tarantos y siguiriyas, nada más, pero de cada estilo hizo una obra maestra, engrandeciendo el cante prodigiosamente, enriqueciéndolo, llevando la pena hasta límites casi insoportables. Muy, muy hermoso. Pedro Bacán le puso el contrapunto adecuado con su guitarra primorosamente enduendada. Y se dio el milagro. Hubo, de verdad, cante grande.

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