El intento de rejuvenecer un certamen

Una estimulante selección de la pintura española

Que un comité internacional, formado por un francés, un italiano, un alemán y una norteamericana, seleccione para una importantísima muestra en París -la Bienal, justamente- a cuatro pintores españoles resulta insólitamente estimulante.Es cierto que dos de los españoles representados -Tàpies y Arroyo- son indiscutibles figuras internacionales, como también lo es ya, a pesar de su juentud, Miguel Barceló, pero, dadas las particulares características de la muestra, el hecho me parece muy significativo. Todos los citados, más José María Sicilia, representan tres generaciones diferentes del arte e...

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Que un comité internacional, formado por un francés, un italiano, un alemán y una norteamericana, seleccione para una importantísima muestra en París -la Bienal, justamente- a cuatro pintores españoles resulta insólitamente estimulante.Es cierto que dos de los españoles representados -Tàpies y Arroyo- son indiscutibles figuras internacionales, como también lo es ya, a pesar de su juentud, Miguel Barceló, pero, dadas las particulares características de la muestra, el hecho me parece muy significativo. Todos los citados, más José María Sicilia, representan tres generaciones diferentes del arte español contemporáneo: Antoni Tàpies (Barcelona, 1932), Eduardo Arroyo (Madrid, 1937), Sicilia (Madrid, 1954) y Barceló (Mallorca, 1957).

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Con todo, más que el hecho en si de su representatividad, me parece fundamentalmente destacable el excelente papel que todos ellos desempeñan en CG el conjunto.

Nombres propios

Antoni Tàpies tiene asignado un espacio propio en una de las alas de la primera planta y destaca con un cuadro rotundo titulado M blanc, de 1984; Eduardo Arroyo ocupa, por su parte, dos salas en la planta superior, la primera de las cuales está dedicada a pintura con la serie La noche española y dos dípticos monumentales, soberbios, que responden al título común Madrid-París-Madrid, mientras que en la segunda tiene un hermoso montaje de objetos en cerámica y otros materiales: en total más de 20 piezas; Miquel Barceló, situado también en la segunda planta, está representado con tres cuadros, dos de los cuales -Amour fou y Ahab- son de una belleza emocionante; Sicilia, por último, tiene otros tres cuadros colgados en el salón central de la planta primera, y, desde luego, no desdice en un lugar tan compro metido.

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