Las autoridades de La Palma se harán cargo de la subnormal que vive encerrada por su familia

María Encarnación Martín Fernández, subnormal, de 35 años de edad, que vive desde hace 20 encerrada en una pequeña habitación por deseo de su padre y una de sus tías, será ingresada hoy en urgencias de la residencia del Insalud de Santa Cruz de la Palma, según manifestó ayer el alcalde de El Paso, Francisco Sánchez. Las autoridades de la isla estudian su posterior ingreso en un centro adecuado. Según declaró ayer a este periódico el juez de primera instancia de Los Llanos de Aridane, Ángel Montesdeoca, aún es pronto para establecer posibles responsabilidades penales, si bien se está recabando ...

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María Encarnación Martín Fernández, subnormal, de 35 años de edad, que vive desde hace 20 encerrada en una pequeña habitación por deseo de su padre y una de sus tías, será ingresada hoy en urgencias de la residencia del Insalud de Santa Cruz de la Palma, según manifestó ayer el alcalde de El Paso, Francisco Sánchez. Las autoridades de la isla estudian su posterior ingreso en un centro adecuado. Según declaró ayer a este periódico el juez de primera instancia de Los Llanos de Aridane, Ángel Montesdeoca, aún es pronto para establecer posibles responsabilidades penales, si bien se está recabando información sobre el caso.

La historia de esta mujer, que padece cierto retraso psíquico de origen genético, fue dada a la luz por el periódico Diario de Avisos, de Tenerife, el pasado domingo. Su corresponsal en la isla, Ezequiel González, se introdujo en la pequeña vivienda en la que está recluida la mujer durante una visita que realizaron a la misma el martes anterior el alcalde de El Paso, Francisco Sánchez; el psiquiatra de la isla, Germán Delgado, y la asistente social perteneciente al Gobierno autónomo, Carmen Naranjo.Todo ellos fueron testigos de las condiciones en que vive María Encarnación, huérfana de madre, que comparte la casa con su padre, Bernardo Martín, de 65 años, alcohólico crónico, y una hermana de éste, Luisa Martín, de 74 años, poco lúcida, según indicó a este periódico el psiquiatra.

Durante los últimos 20 años, la joven ha sufrido abandono y aislamiento. En los cuatro últimos meses, incluso hambre. Su pobre alimentación -basada escasamente en leche, gofio (maíz tostado y molido), pan y agua- y el estado de penumbra en que ha sobrevivido le han causado una prolongada descalcificación, y hoy día presenta un estado orgánico muy deteriorado.

En todo este tiempo ha ido adquiriendo una postura defectuosa, camina con dificultad y mueve sus manos torpemente. Ayer le aparecieron supuraciones en varias partes de su cuerpo y fue llamado urgentemente el médico municipal. Ha debido vivir en una habitación de 15 metros cuadrados por todo hogar, con una ventana de 30 por 30 centímetros. No se baña desde hace varios meses y sus propios excrementos la acompañan a menudo en su reducida habitación.

"La joven sufre una deficiencia mental inducida y graves lesiones físicas", declaró a EL PAIS Germán Delgado, para quien las carencias afectivas han podido empeorar progresivamente su estado psíquico. "Según los datos que tenemos, María Encarnación era una chica que iba al colegio y su comportamiento no era propio de una persona subnormal. Ha carecido de todo, pero no sólo de alimentos e higiene, sino también de cariño", señaló. Es hija de un matrimonio compuesto por primos hermanos.

Entregado a la bebida

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Según algunos vecinos, su padre pudo verse inclinado por la familia a casarse con una mujer mayor que él, Cesárea Fernández, para unir las posesiones en tierras de ambos. Desde entonces, cuentan, se entregó a la bebida.

María Encarnación llegó a acudir de pequeña a la escuela, pero su tía, que al parecer es su tutora legal, temió, cuando ya era una jovencita, que alguien pudiera abusar de ella porque sufría cierta deficiencia psíquica debida a la consanguinidad de sus padres. Algunas de las 500 personas que viven en el pequeño pueblo de Jedey, en el municipio de El Paso, donde residen la joven y su familia, recuerdan verla pasear junto a su tía, enlazadas ambas con una cadena por la cintura.

Esta escena la presenció el propio alcalde de El Paso, Francisco Sánchez, que es vecino del barrio de Las Manchas, próximo a Jedey, donde vivía María Encarnación. "María Encarnación no era una subnormal total", declaró ayer el alcalde a este periódico. "Pero no le dejaban tener amigos y nunca le permitían estar sola. Una vez la vi con su tía en la plaza, sujeta con una cadena. Luego estuve un tiempo en Venezuela, y cuando regresé me dijeron que ya no la dejaban salir de casa. Hemos intentado buscarle una solución al problema, pero siempre hubo trabas por parte de su familia".

El Paso es un municipio situado al sur de La Palma, que cuenta con 7.000 habitantes. Jedey es uno de sus 14 barrios, y la actividad dominante es la agricultura. El padre y la tía de María Encarnación poseen plantaciones de plátanos en la isla y parecen disponer de recursos económicos suficientes.

"Éste es un viejo caso, que desconocíamos", señaló el delegado del Gobierno, José López Meneros. "La solución no es fácil. Primero necesitaremos contar con dinero suficiente, y cuando lo consigamos, lo peor será encontrar un centro adecuado a su caso".

Elena Bel, directora territorial de Servicios Sociales de la Consejería de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social del Gobierno autónomo, señaló que "estamos a la espera no sólo del diagnóstico médico, sino también del social, para buscar una salida digna".

El presidente del Cabildo, José Luis González Afonso, anunció el apoyo de la corporacion para resolver el grave problema. Para el psiquiatra Germán Delgado, lo más urgente es ingresar a la mujer en la residencia del Insalud Nuestra Señora de las Nieves, en Santa Cruz de La Palma, para hacer un estudio de su organismo. Según el alcalde, Francisco Sánchez, María Encarnación será ingresada hoy. "Está incluida en la cartilla de la Seguridad Social de su padre", dijo Sánchez. "La tía quiere colaborar ahora", señaló el alcalde. "Incluso, ha ofrecido sus terrenos a una institución que la recoja. El caso no es de psiquiátrico, porque no está loca. Pero no existen centros para deficientes de su clase en la isla", añadió.

La tía de María Encarnación se siente sin fuerzas y envejecida, pero no quiere separarse de su sobrina, y ha pedido ser acogida también junto a ella en el centro que se le busque.

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