Crítica:

Reconfortante guerra mundial

Para los europeos, que estamos habituados a ser tratados por las dos grandes potencias como hipotéticos cadáveres, ver una película que habla de la III Guerra Mundial y la sitúa en Estados Unidos tiene algo de venganza confortadora.Ese consuelo es el único que proporciona Amanecer rojo, película que se inscribe dentro de la campaña de rearme ideológico iniciada después de la resaca vietnamita. El filme es de un patriotismo desaforado, profundamente militarista, racista y machista, aunque el adjetivo más dramático, cuando de calificar el producto se trata, es el que une los conceptos bel...

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Para los europeos, que estamos habituados a ser tratados por las dos grandes potencias como hipotéticos cadáveres, ver una película que habla de la III Guerra Mundial y la sitúa en Estados Unidos tiene algo de venganza confortadora.Ese consuelo es el único que proporciona Amanecer rojo, película que se inscribe dentro de la campaña de rearme ideológico iniciada después de la resaca vietnamita. El filme es de un patriotismo desaforado, profundamente militarista, racista y machista, aunque el adjetivo más dramático, cuando de calificar el producto se trata, es el que une los conceptos belicismo y determinismo.

Según John Milius, la III Guerra Mundial es un hecho, los americanos por un lado y los soviéticos, cubanos y nicaragüenses por otro. Basta con este simple enunciado de alianzas para adivinar cuál es la orientación ideológica seguida. Si se añade que todos los representantes del poder político, desde el alcalde de la pequeña población que sirve como metonimia de Estados Unidos, hasta el líder estudiantil democráticamente elegido, son traidores que sólo sueñan en rendirse o en delatar; que los hijos de los padres autoritarios son los únicos que saben dirigir la resistencia y aman a su país; que la asunción del feminismo pasa por convertir a las mujeres a los valores machistas; que la única razón respetable es la de la fuerza; que en la guerra de Milius los soviéticos no son más que la versión modernizada de Gengis Jan y los americanos auténticos son los que saben redescubrir el espíritu de los pioneros del Oeste si se tiene en cuenta todo esto podrá uno hacerse una idea cabal de Amanecer rojo.

Amanecer rojo

Director: John Milius. Intérpretes: Patrick Swayze, C. Thomas Howell. Guión: E,evín Reynolds y J. Milius Estreno en los cines Albéniz, Salamanca, Arlequín y La Vaguada.

Los protagonistas, unos jóvenes que acaban de abandonar la adolescencia pero son extrañamente asexuados -la única libido que funciona es la del ejército rojo- se dedican a las guerrillas y logran grandes éxitos bélicos. La película, sin embargo, propone una inflexión a partir del momento en que ellos descubren el frente real, la guerra en gran escala. A partir de ahí los ideales y el discurso patriótico pasan a un segundo plano y Milius intenta formular algunas reflexiones sobre cómo la muerte y la violencia degradan cualquier principio. Ese pentimento pacifista es ambiguo, y parte de un grave defecto de realización: la imagen de la guerra en el frente no es más intensa, en su capacidad para sugerir horror, que las vistas anteriormente.

Rodada con un estilo visual que pretende remitirnos a las filmaciones documentales -grandes contrastes de luz, abundante grano, etcétera-, interpretada por un gran número de actores desconocidos y planteada como aviso de los peligros de la expansión del comunismo en el mundo, Amanecer rojo es un filme que hará las delicias de nostálgicos de la mili o del anterior régimen.

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