Tribuna:

Federico Sopeña, en la encrucijada de Mahler

La Asociación Española Gustav Mahler ha iniciado en la sala Turina, en las mismas catacumbas del Teatro Real, un ciclo de conferencias confiado a Federico Sopeña, a quien recientemente le fue concedida por los mahlerianos de Viena la medalla de oro de la sociedad. Ciertamente, Sopeña, después de una postura ambigua con respecto al sinfonismo de Mahler (basta asomarse a las primeras ediciones de su historia de la música), evolucionó, igual que tantos otros, hasta un espectacular y mantenido entusiasmo.A partir de 1954 ha de considerarse a Sopeña como un constante y encendido difusor de l...

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La Asociación Española Gustav Mahler ha iniciado en la sala Turina, en las mismas catacumbas del Teatro Real, un ciclo de conferencias confiado a Federico Sopeña, a quien recientemente le fue concedida por los mahlerianos de Viena la medalla de oro de la sociedad. Ciertamente, Sopeña, después de una postura ambigua con respecto al sinfonismo de Mahler (basta asomarse a las primeras ediciones de su historia de la música), evolucionó, igual que tantos otros, hasta un espectacular y mantenido entusiasmo.A partir de 1954 ha de considerarse a Sopeña como un constante y encendido difusor de la obra de Mahier, como un contribuyente eficaz a que la célebre premonición "mi día llegará" alcance plenamente a España. Por otra parte, nuestro país recibió a Mahler muy tempranamente, de la mano del maestro José Lasalle, el verdadero introductor de Bruckner y Mahler entre los años 1907 y 1910. Felipe Pedrel, con bastante serenidad de juicio, escribe sobre ambos compositores en 1906 y 1907 para juntar a opiniones aceptables otras actualmente rechazables.

La conferencia de Sopeña nos ha introducido en la encrucijada de Mahler con un poder de síntesis, una información y un amor sin beatería tan considerables como dignos de estima. Rehúye Sopeña -y me parece acierto- el mahlerismo como secta. De ahí la inmediata petición para que la atención hacia Mahler se amplíe a su mundo. Ya en su primer libro sobre el compositor (Rialp, 1960), Federico Sopeña estudia al compositor como "maestro y precursor de la música actual".

La figura de Mahler resulta significativa, y desde ella puede hurgarse en sus circunstancias, su contemporaneidad, su pretérito y su futuro, posibilidades culturales que tanto han beneficiado como enturbiado la consideración estricta del músico Mahler. En medio de los excesos mahleristas de hoy, con los que se compensan desvíos de ayer, la palabra de Federico Sopeña puede clarificar un tanto las ideas y las actitudes: vendrá bien al medio musical madrileño y a la misma música de Gustav Mahler.

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