Tribuna:TRIBUNA LIBRE

Las razones de un paro de estudiantes

En una situación de presunta apatía y desmovilización como la que vivía el movimiento estudiantil de los últimos años, ha sorprendido a muchos la convocatoria de un paro a nivel estatal y el apoyo a la misma de un gran número de estudiantes que, con las más variadas formas de pensar y las más diversas ideologías, están trabajando, codo con codo, para sacar adelante un paro con objetivos exclusivamente universitarios.El principio constitucional del derecho al estudio, desarrollado en la ley de Reforma Universitaria, sólo puede llevarse a la práctica con un sistema de becas, ayudas y creditos qu...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

En una situación de presunta apatía y desmovilización como la que vivía el movimiento estudiantil de los últimos años, ha sorprendido a muchos la convocatoria de un paro a nivel estatal y el apoyo a la misma de un gran número de estudiantes que, con las más variadas formas de pensar y las más diversas ideologías, están trabajando, codo con codo, para sacar adelante un paro con objetivos exclusivamente universitarios.El principio constitucional del derecho al estudio, desarrollado en la ley de Reforma Universitaria, sólo puede llevarse a la práctica con un sistema de becas, ayudas y creditos que garantice realmente la posibilidad de estudiar a las muchas personas que han renunciado a ello por ser imprescindible su contribución al sostenimiento de la economía familiar y a aquellos estudiantes que provienen de familias con escasos recursos económicos. En tanto no se den pasos decididos en este sentido, la gran mayoría de los estudiantes procederá de familias acomodadas.

¿Qué sucede en el resto del continente? Según datos extraídos del libro Financiación de la educación superior en Europa y España, de Mark Blaug y José Luis Moreno, al menos los estudiantes de Alemania, Grecia y Suecia no pagan tasas académicas; en el Reino Unido las pagan de su bolsillo únicamente los extranjeros; en cuanto a Francia, el Estado proporciona a la Universidad el 90% de todos sus recursos. En la Universidad se ve una inversión que produce frutos a medio plazo para toda la sociedad y no sólo para sus titulados.

Subida real

En España, el incremento de las tasas con relación al curso pasado ha sido, aproximadamente, del 14% para el curso completo. Sin embargo, se han dado casos en los que, al contabilizar asignaturas sueltas, la subida real ha ascendido al 30%. En cambio, la subida media de los salarios oscila alrededor del 6,5%. Con una mayor perspectiva se observa que el incremento de las tasas respecto al curso 1981-1982 ha sido del 63% para el curso completo y de hasta el 110%. para el curso completo más cuatro asignaturas sueltas.

En cuanto al carácter sancionador que se utiliza en el último decreto de tasas para las asignaturas suspendidas, estamos en absoluto desacuerdo por su aplicación con carácter retroactivo y penalizante. El artículo 9.3 de la Constitución garantiza "la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales".

Tanto la política de becas como la de tasas están basadas en el concepto monolítico de curso. Esto es especialmente grave en universidades en las que la mayoría de los estudiantes pertenecen a más de un curso, por lo que difícilmente pueden disfrutar de becas y además son penalizados por el sistema de tasas.

Pensamos que, en posteriores decretos, las asignaturas cuatrimestrales o semestrales cuya carga de trabajo sea la mitad de la que corresponde a las anuales deben suponer para el estudiante la mitad del coste de éstas, y que dichos decretos sobre tasas deben dejar de publicarse en los meses de verano, como tristemente se nos tiene acostumbrados, para publicarse en los primeros meses del año.

La política de becas

Es evidente que la problemática de las tasas se encuentra íntimamente relacionada con la inadecuada política de becas, cuya reforma pasa obligatoriamente por una agilización del proceso y una flexibilización de las condiciones académicas de concesión. En la actualidad, las becas para un curso llegan a los estudiantes al final del mismo, en lugar de al comienzo.

No comprendemos la discriminación en cuanto a exigencia académica entre los estudiantes que solicitan nueva adjudicación de beca y los que solicitan renovación, ni la gran penalización que recae sobre los estudiante que aprueban las asignaturas en septiembre (puede haber un estudiante que apruebe en ese mes todas las asignaturas con 8 y al que no se le conceda beca por no cumplir las condiciones académicas exigidas). Por último, tampoco se concede beca a aquellos estudiantes a los que queda por aprobar de un curso una (escuelas técnicas) o dos (demás centros universitarios) asignaturas.

Por todo lo anterior, se deduce que en los centros con fuerte nivel académico únicamente disfrutan de beca los estudiantes que, con bajos recursos, destacan extraordinariamente por su historia académico y sus condiciones. Sin embargo, los estudiantes normales o disponen de suficientes recursos económicos, o han de pedir un grave esfuerzo a su familia, grave esfuerzo que ésta a veces no esta en condiciones de realizar.

No olvidemos que únicamente el 14% de los estudiantes son becarios y que en los centros técnicos este porcentaje se reduce al 5%. Si se quiere hacer real una verdadera igualdad de oportunidades habrá que flexibilizar al máximo las condiciones académicas solicitadas y aumentar las dotaciones destinadas a las becas.

Es indudable que un replanteamiento serio de la política de tasas y becas pasa por un incremento de la inversión pública en la Universidad, incremento que también es necesario para adecuar la capacidad de los centros a la demanda social existente (acceso a los centros) y para mejorar la calidad de la enseñanza y de la investigación (falta de instalaciones y equipos apropiados).

José María Hernández García es delegado de alumnos de la universidad Politécnica de Madrid.

Archivado En