Crítica:MÚSICA CLÁSICA

La Joven Orquesta, en marcha ascendente

Joven Orquesta Nacional de España.

Director: Edmond Colomer. Solista: Joaquín Palomares, violín. Obras de Mozart, Mendelssohn y Beethoven.

Teatro Real. 22 de noviembre.

Patrocinado por el Congreso de los Diputados y con asistencia de los Reyes de España, se celebró en el teatro de la plaza de Oriente un concierto de la Joven Orquesta Nacional (JONDE), dirigida por su titular y formador, Edmond Colomer. El éxito de asistencia fue máximo, pues el teatro Real presentaba un aspecto bastante parecido al del famoso día de Leonard Bernstein, Christian Z...

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Joven Orquesta Nacional de España.

Director: Edmond Colomer. Solista: Joaquín Palomares, violín. Obras de Mozart, Mendelssohn y Beethoven.

Teatro Real. 22 de noviembre.

Patrocinado por el Congreso de los Diputados y con asistencia de los Reyes de España, se celebró en el teatro de la plaza de Oriente un concierto de la Joven Orquesta Nacional (JONDE), dirigida por su titular y formador, Edmond Colomer. El éxito de asistencia fue máximo, pues el teatro Real presentaba un aspecto bastante parecido al del famoso día de Leonard Bernstein, Christian Zimmerman y la Orquesta Filarmónica de Viena. Y los aplausos al final de cada ejecución no cesaron, y fueron bien metidos, por cierto.

De nuevo, los jóvenes de la Joven Orquesta Nacional nos mostrarón no sólo su entusiasmo -con todo y ser este factor algo decisivo-, sino una preparación y un saber tocar sinfónicamente, de todo punto admirable. Una exposición de la obertura de La flauta mágica tan clara, viva, cohesionada y trabajada, en la que los acordes iniciales (los célebres triángulos en la simbología masónica de esa ópera) se atacaron con simultaneidad y se mantuvieron con equilibrio, lo que, dicho sea de paso, no resulta ni mucho menos frecuente en nuestras formaciones orquestales.

Todo un maestro

Una vez más, escuchamos la limpia e inspirada versión del Concierto en mi menor, de Mendelssohn, al concertino e instructor asistente de la Joven Orquesta Nacional Joaquín Palomares. Dueño de un sonido muy bello y de una bien fraseada y puntuada línea, Palomares sitúa su manera en un punto equidistante entre la escuela belga (que durante tanto tiempo fue la que decidió los perfiles de la escuela española) y la escuela bohemia.

De la primera posee la suprema elegancia, y de la segunda, el vibrado corto y brillante. La colaboración de la orquesta fue tan excelente en Mendelssohn como en la Quinta sinfonía beethoveniana, ya comentada en esta sección, según la espléndida y anticipadamente madura concepción que de ella tiene Edmond Colomer, al que hay que considerar un maestro en toda la extensión del término.

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