La oferta de paz formulada por el rey Hussein coloca a la OLP ante una difícil encrucijada

La guerra palestino-jordana del septiembre negro de 1970 ha sido olvidada, la dirección de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el reino de Jordania se han reconciliado, pero, aunque las posturas de ambos líderes son cada vez más cercanas, el máximo dirigente palestino, Yasir Arafat, no parece aún dispuesto a dar un "sí" incondicional a la oferta del rey Hussein para que ambos presenten y defiendan una iniciativa conjunta de paz para Oriente Próximo sobre la base de la resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

ENVIADO ESPECIALEl monarca jordano r...

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La guerra palestino-jordana del septiembre negro de 1970 ha sido olvidada, la dirección de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el reino de Jordania se han reconciliado, pero, aunque las posturas de ambos líderes son cada vez más cercanas, el máximo dirigente palestino, Yasir Arafat, no parece aún dispuesto a dar un "sí" incondicional a la oferta del rey Hussein para que ambos presenten y defiendan una iniciativa conjunta de paz para Oriente Próximo sobre la base de la resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

ENVIADO ESPECIALEl monarca jordano reiteró el jueves, en su discurso pronunciado en el marco solemne de la 17ª sesión del Consejo Nacional Palestino (CNP), la máxima instancia de la OLP, reunida desde anteayer en Amman, su propuesta para la celebración de una conferencia internacional sobre el problema palestino, patrocinada por las Naciones Unidas e inspirada en la resolución 242 del Consejo de Seguridad.Abu Iyad, número tres de la OLP, que con su presencia en Amman, donde fue encarcelado y expulsado hace 14 años, simboliza el reencuentro palestino-jordano, dio ayer su acuerdo "de principio" a la proposición del monarca hachemí, mientras los demás dirigentes, más cautos, como el portavoz, Ahmed Abdel Rahman, se limitaban a afirmar que el Parlamento en el exilio "la estudiaría".

De hecho, todas las conversaciones de los delegados en los pasillos giraban en torno al ofrecimiento del rey, que coloca a la resistencia palestina en una auténtica encrucijada: hacer las concesiones necesarias para seguir adelante con Jordania o mantener intacta su postura y permanecer sola, estancada en el actual atolladero.

En su alocución, Arafat había ya contestado implícitamente de antemano al ofrecimiento del soberano: sí a la conferencia internacional, no a la resolución 242 porque reduce el problema palestino a un mero problema de refugiados que ignora el derecho del pueblo a la autodeterminación y a la creación de un Estado independiente.

¿Por qué el rey sólo menciona esa resolución y omite las demás, incluidas las de la Asamblea General y la que aprobó la cumbre árabe de Fez, que tanto complace a Arafat? Porque, respondió a este corresponsal la ministra de Información jordana, Leila Sharaf, "es para nosotros el mínimo aceptable". "Porque es", confiesa otro alto funcionario jordano, la única base de negociación aceptable por EE UU, principal aliado de Israel".

"En el preámbulo de la resolución", añade la portavoz del Gabinete jordano, "se declara inadmisible la conquista de territorios por la fuerza", lo que hizo Israel en 1967 al apoderarse de Cisjordania y Gaza. "Este es un buen punto de partida".

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Ni Sharaf ni ningún responsable jordano confian en que al término de este Consejo Nacional la OLP dé una respuesta clara y precisa, pero, dijo la ministra, "el diálogo continuará hasta conseguir una total aproximación de nuestros puntos de vista".

El diálogo palestino-jordano, que se restableció con la primera visita oficial de Arafat a Amman en septiembre de 1982, ha dado ya sus primeros frutos. Ambas partes coinciden, por fin, en la necesidad de convocar una conferencia internacional. El monarca ha renunciado además a solicitar a la OLP un mandato para representarla en la mesa de las negociaciones de paz.

El presidente del Parlamento, Jaled el Fahum, a quien el CNP destituyó ayer por una abrumadora mayoría -fue sustituido por Abdel Hamid Saeh-, puede gritar desde la capital siria que el "quórum ha sido falsificado", pero la celebración de la reunión con la presencia de 257 delegados es un éxito para Arafat, que legitimará su autoridad sobre el órgano más representativo de la diáspora palestina.

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