El tercer nombre

Se habla mucho estos días del director y compositor estadounidense Leonard Bernstein, figura de incuestionable popularidad en la música culta de su país y uno de los primeros nombres de la dirección orquestal en todo el mundo.Todos hablan estos días de Bernstein como principal responsable de la extraordinaria demanda de entradas para su concierto en el teatro Real. Hay quien dice que no es el autor de West Side story el causante de esa inusitada expectación, sino la Filarmónica vienesa, sin duda una gran orquesta europea, pero no mejor que algunas londinenses, las parisienses o la del C...

Se habla mucho estos días del director y compositor estadounidense Leonard Bernstein, figura de incuestionable popularidad en la música culta de su país y uno de los primeros nombres de la dirección orquestal en todo el mundo.Todos hablan estos días de Bernstein como principal responsable de la extraordinaria demanda de entradas para su concierto en el teatro Real. Hay quien dice que no es el autor de West Side story el causante de esa inusitada expectación, sino la Filarmónica vienesa, sin duda una gran orquesta europea, pero no mejor que algunas londinenses, las parisienses o la del Concertgebouw de Amsterdam.

Sin embargo, musicalmente hablando, hay un tercer nombré en concordia que nos parece el más valioso del susodicho concierto por sus calidades, ciertamente únicas. Es el pianista polaco Krystian Zimerman, que será solista del Concierto nº 2, para piano y orquesta, de Brahms.

En 1975, el más joven de los 118 pianistas que desde 30 países acudieron al concurso Chopin, en Varsovia, ganaba el primer premio. Era Krystian Zimerman, que hoy tiene 28 años.

Zimerman ha demostrado por todo el mundo (en Madrid y en Santander nos deslumbró hace pocos meses) que es uno de los muy escasos pianistas de auténtico genio entre los de su generación. Su Segundo Concierto de Johannes Brahms seguramente tranquilizará las conciencias de quienes hayan comprado entradas a 40.000 pesetas.