Crítica:

Una ironía cercana al mundo de los hermanos Marx

Tiene razón José Lul s Alonso, afortunado y feliz director escénico de El dúo de la Afiricana, cuando asegura que Miguel Echegaray, autor del texto de esta obra, "escribió un libreto muy gracioso en el que escapó del ruralismo y tópicos zarzueleros tan en boga en la época". En efecto, esa ingeniosa visión de un teatro lírico por dentro, que ironiza sobre la grand opera por excelencia del romanticismo, la de Meyerbeer, y retrata satíricamente a los compañías italianas, sirvió a Miguel Echegaray para trazar un libro muy divertido, con tintes bufos, magníficamente resaltados por Jos...

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Tiene razón José Lul s Alonso, afortunado y feliz director escénico de El dúo de la Afiricana, cuando asegura que Miguel Echegaray, autor del texto de esta obra, "escribió un libreto muy gracioso en el que escapó del ruralismo y tópicos zarzueleros tan en boga en la época". En efecto, esa ingeniosa visión de un teatro lírico por dentro, que ironiza sobre la grand opera por excelencia del romanticismo, la de Meyerbeer, y retrata satíricamente a los compañías italianas, sirvió a Miguel Echegaray para trazar un libro muy divertido, con tintes bufos, magníficamente resaltados por José Luis Alonso, sobre todo en el grotesco final, esta vez presentado cara al público, muy cercano al divertido mundo de Una noche en la ópera de los hermanos Marx. Tal vez ese libro hubiese dormido injustamente el sueño del olvido si no fuese por la música, tan imaginativa, inspirada y elegante del compositor Manuel Fernández Caballero (1835-1906).

El dúo de la Africana

Zarzuela en un acto de Manuel Férnández Caballero Y Miguel Echegaray.La verbena de la Paloma Zarzuela en un acto de Tomás Bretón y Ricardo de la Vega. Solistas: Coro titular del teatro de la Zarzuela y Orquesta Sinfónica de Madrid. Teatro de la Zarzuela, Madrid. 4 de octubre.

El compositor murciano consiguió en El dúo de la Africana una de sus partituras maestras (es una lástima que hoy se desconozcan piezas tan buenas como El salto del pasiego, La marsellesa o El atrevido en la corte, esta última con texto de Luis Mariano de Larra), con páginas corales en su mejor línea, como el graciosísimo dúo de Giuseppini y Querubini, bordado por Antonio Ordoñez y José María Pou, o el celebérrimo dúo final, Africana gitana, filigrana del mejor y más refinado popularismo. Dicen que Caballero escribió este dúo en una noche, mientras se comía -glotón impenitente- un pastel de liebre que le había llevado su hijo desde el restaurante Lhardy.

El tenor Antonio Ordoñez cantó con la fuerza y autoridad que últimamente muestra, habiend mejorado mucho como actor.Josefina Meneses, ausérite algún tiempo del escenario de la Zarzuela, volvió a ganarse el aplauso por su buen momento vocal y esa comunicatividad y simpatía que la distingue siempre. José María Poti dio una lección de buen hacer cómico, haciendo reír al público hasta las lágrimas. Todos los demás dieron el punto justo a sus respectivos cometidos, destacando la Amina de Milagros Martín y la Doña Serafina de Carmen Rossi.

Muy bien los coros que fueron dirigidos por José Perera y la rectoría musical del maestro Benito Lauret, director musical del teatro de la Zarzuela, a una Orquesta Arbós que ha conseguido ser el instrumento flexible y experto que necesita un teatro lírico estable.

En cuanto a la otra piezá de este primer programa de la temporada de la zarzuela, La verbena de la Paloma, se repitió la producción de la temporada anterior, con ligeros cambios en el reparto. Muy seguro José Bódalo en Don Hilarión, José Javier Alaba hizo un buen Julián, María Uriz también hizo una convincente Señá Rita y Lupe Sánchez cantó muy bien su Susana.

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