La normativa actual no permite controlar los experimentos de ingeniería genética

La biotecnología ha entrado en la segunda generación y las normas existentes no sirven para controlar los avances que se están produciendo, en opinión del máximo responsable del control de experimentos de ingeniería genética en Estados Unidos, William Gartland. Por su parte, el director de investigación de la multinacional de la electrónica AT&T, Robert Lucky, señaló ayer que la escasez mundial de circuitos integrados es uno de los factores que ha aconsejado la implantación en España de una planta de fabricación de chips, y que esta planta podría estar localizada en Cataluña.

Los dos ex...

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La biotecnología ha entrado en la segunda generación y las normas existentes no sirven para controlar los avances que se están produciendo, en opinión del máximo responsable del control de experimentos de ingeniería genética en Estados Unidos, William Gartland. Por su parte, el director de investigación de la multinacional de la electrónica AT&T, Robert Lucky, señaló ayer que la escasez mundial de circuitos integrados es uno de los factores que ha aconsejado la implantación en España de una planta de fabricación de chips, y que esta planta podría estar localizada en Cataluña.

Los dos expertos norteamericanos participaron ayer en el seminario sobre Ciencia, Tecnología y Progreso, dentro del ciclo Prospectiva para el año 2000, que organiza la Fundación Caja de Pensiones.La biotecnología tiende a salir de los laboratorios y a sobrepasar el ámbito médico, y la normativa aceptada internacionalmente, en cuya elaboración ha participado Gartland desde el principio, no prevé estas circunstancias. La aplicación de técnicas de recombinación de ADN (ácido desoxirribonucleico) a la agricultura ha planteado, por ejemplo, la petición de liberar microorganismos que fortalecen la resistencia de las plantaciones de patatas frente a las heladas. También se ha planteado la terapia genética en seres humanos para curar determinadas enfermedades congénitas.

Todas estas posibilidades se encuentran pendientes de una revisión de las actuales normas, dictadas por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos, que sólo prevén el control de experimentos en laboratorio. Las normas de los INH, las primeras que se dictaron en el mundo sobre la recombinación de ADN, han pasado a ser aceptadas intemacionalmente, con ligeras modificaciones. Esta regulación ha sido liberalizada en revisiones sucesivas desde que se elaboró en 1975, tras una primera etapa de alarmismo.

Gartland, que en la actualidad es director de investigación del Laboratorio de ADN de los INH, no se mostró alarmista y señaló que lo que se debe hacer es mantener la cooperación internacional ya existente sobre el tema. Reconoció que los peligros de las técnicas de ingeniería genética son hipotéticos, ya que no se saben exactamente las posibles consecuencias. El animal más evolucionado en el que se han realizado experimentos hasta el momento es el ratón. En cuanto a la clonación (reproducción genéticamente exacta), se han llegado a hacer experimentos en ranas, pero Gartland afirmó que el grado de dificultad aumenta enormemente a medida que se pasa a animales superiores. Para Robert Lucky, responsable de la investigación en la empresa AT&T, que habló sobre la revolución informática, la expresión era de la información es engañosa. "La gente no quiere disponer de información en sus casas. Los ordenadores estarán en todas partes, formando parte de electrodomésticos, a omóviles, etcétera, pero en los hogares su utilización será sobre todo para el ocio".

Seleccionar información

Según Lucky, la capacidad de absorción de información de un ser humano está limitada a 150 bits (unidades electrónicas de información) por segundo y a partir de ese volumen pasa a través sin afectarle. "El problema no es disponer de la información, sino seleccionar lo que nos interesa, y eso los ordenadores todavía no lo hacen". Lucky resaltó la complejidad de los programas de ordenador "que son como seres vivos, llenos de recovecos y trampas. Un programa puede tener un millón de líneas codificadas y eso no lo puede entender nadie".Señaló que en el futuro hacer programas será tarea de los ordenadores, pero que se tenderá a que el uso de estas máquinas sea simple. "No hará falta entenderlos, como mucha gente no entiende ahora el teléfono o el televisor". La tecnología electrónica no posee grandes secretos, según Lucky, y es la capacidad económica de un país -la cantidad de dinero que puede invertir en este sector- la que detemiina su poderío político y militar, mucho más que su dominio de la tecnología.

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