Crítica:CINE

Y con filtro

Un fanático del vídeo, solitario, triste y aburrido, cuya vida sólo despierta interés en una mujer que le ama y en su madre, que le telefonea a diario, se incomoda por el jaleo que arman sus vecinos hasta llegar a una tajante decisión: eliminarlos.Las soluciones de insonorizar la pared, cambiar de piso o armar más jaleo que ellos quedan inexplicablemente descartadas, lo que transforma su drástica opción de reaccionar como asesino y ladrón en una pirueta delirante pero, naturalmente, sólo provisional.

El humor que quizá anide en la novela de Carlos Pérez Merinero no ha sido trasladado a ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Un fanático del vídeo, solitario, triste y aburrido, cuya vida sólo despierta interés en una mujer que le ama y en su madre, que le telefonea a diario, se incomoda por el jaleo que arman sus vecinos hasta llegar a una tajante decisión: eliminarlos.Las soluciones de insonorizar la pared, cambiar de piso o armar más jaleo que ellos quedan inexplicablemente descartadas, lo que transforma su drástica opción de reaccionar como asesino y ladrón en una pirueta delirante pero, naturalmente, sólo provisional.

El humor que quizá anide en la novela de Carlos Pérez Merinero no ha sido trasladado a la pantalla con igual fortuna. Raúl Artigot, como director, ha expuesto con acierto el mundo cerrado de tan extraño personaje, y Óscar Ladoire, como protagonista, ha plasmado con eficacia las manías y vacíos que tanto le aburren. Los demás actores sirven también con idéntica profesionalidad sus pequeños cometidos, pero el conjunto carece de brío.

Bajo en nicotina

Director. Raúl Artigot. Guión: Artigot y Raimundo García, según la novela de C. Pérez Merinero. Fotografía: Antonio Sáiz. Música: Teddy Bautista. Intérpretes. Oscar Ladoire, Silvia Munt, Antonio Resines, Assumpta Serna. Comedia. Española, 1984. Estreno en los cines Paz, Rex, Vaguada-2.

La narración se alarga sin que aparezcan datos que la animen. La desidia del principal personaje se arrastra también por la pantalla sin que el espectador se sienta conmovido por sus silencios o sus gustos en el vídeo.

Meollo del conflicto

Incluso la filmación es más torpe de lo debido, como si Artigot no hubiera encontrado el meollo del presunto conflicto. La simple descripción de una ausencia de hechos, aunque el videomaniaco llegue a operar violentamente contra sus imaginados enemigos, es un difícil camino para el interés. Las secuencias quedan sordas, sin que en ellas se agite alguna imaginación dramática, y tanto es así que sorprende la grisura del conjunto en un director como Artigot que, si aun no experto, prometió más enjundia en Cabo de vara.Bajo en nicotina necesitaría enriquecerse en cada secuencia con una imaginativa puesta en escena para haber ampliado las pequeñas bases de su insólito conflicto. Pero Artigot, quizá por problemas económicos (es evidente el escaso presupuesto del filme), ha recurrido a una filmación elemental, chata y hasta ligeramente confusa, que otorga a la película un aire amateur, sin duda simpático pero un tanto excesivo para la profesionalidad de sus intérpretes y de él mismo.

El suyo es un proyecto curioso, original, que traza un posible camino para la comedia. Sólo que la exigencia que ya puede establecerse con el último cine español deja reducido el resultado a simple apunte.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En