Crítica:MÚSICA CLÁSICA

La cantera de pianistas rusos

La segunda y última actuación de la Orquesta Filarmónica de Moscú en el ciclo de Ibermúsíca, desarrollada en clima de gran éxito, vino a confirmar las características de esta orquesta, cuya calidad es alta, aunque está lejos de poderse alinear entre las elegidas.Aun teniendo en cuenta la especial sonoridad de los conjuntos soviéticos, que cultivan unos timbres en los metales que no tienden hacia la redondez y pastosidad de las orquestas centroeuropeas o las británicas, es notable alguna diferencia de calidad entre cuerdas y vientos a favor de aquéllas, lo que resultó bien palpable en el...

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La segunda y última actuación de la Orquesta Filarmónica de Moscú en el ciclo de Ibermúsíca, desarrollada en clima de gran éxito, vino a confirmar las características de esta orquesta, cuya calidad es alta, aunque está lejos de poderse alinear entre las elegidas.Aun teniendo en cuenta la especial sonoridad de los conjuntos soviéticos, que cultivan unos timbres en los metales que no tienden hacia la redondez y pastosidad de las orquestas centroeuropeas o las británicas, es notable alguna diferencia de calidad entre cuerdas y vientos a favor de aquéllas, lo que resultó bien palpable en el poema sinfónico de Strauss, obra en la cual se dieron las cotas máxima y mínima, respectivamente, en las intervenciones solistas del magnífico concertino Valentin Juck y en las trompas.

Concierto número,3, op

30 (Rachmaninof) y Una vida de héroe, op. 40 (Struss).Nikolai Demidenko, piano. Orquesta Filarmónica de Moscú. Director: Dimitri Kitaienko. Teatro Real, 25 de abril de 1984.

La primera parte se cubría con el Concierto número 3 de Rachmaninof, que tuvo como solista al joven Nikolai Demidenko, a quien el público de Madrid ya había apludido hace unos años en esta misma obra, que interpreta con sobrado despliegue de medios técnicos y justa musicalidad, en un exponente destacado de la admirable cantera pianística que es el conservatorio moscovita.

Salvado algún pequeño desajuste en el nada fácil papel orquestal del Concierto de Rachmaninof, el maestro Dimitri Kitaienko llevó correctamente ambas obras, en su línea de más oficio que inspiración.

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