CIENCIA

Investigadores de EE UU aíslan un virus que puede ser causa de la artritis reumatoide

Científicos norteamericanos han conseguido aislar un virus que puede ser causante de la artritis reumatoide, según revela el último número de la revista Science. El virus, que pertenece aparentemente a la familia de los parvovirus, ha sido denominado RA-1.El descubrimiento, según informa Efe, ha sido realizado por el doctor Robert Simpson y cinco colaboradores del Instituto de Microbiología de la Rutgers University, de Nueva Jersey. El trabajo de este grupo de científicos puede incluso permitir en el futuro elaborar una vacuna preventiva contra esta seria enfermedad.

Existen dos ...

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Científicos norteamericanos han conseguido aislar un virus que puede ser causante de la artritis reumatoide, según revela el último número de la revista Science. El virus, que pertenece aparentemente a la familia de los parvovirus, ha sido denominado RA-1.El descubrimiento, según informa Efe, ha sido realizado por el doctor Robert Simpson y cinco colaboradores del Instituto de Microbiología de la Rutgers University, de Nueva Jersey. El trabajo de este grupo de científicos puede incluso permitir en el futuro elaborar una vacuna preventiva contra esta seria enfermedad.

Existen dos tipos de artritis: osteoartritis, más vulgarmente conocida por reumatismo, y artritis reumatoide, más grave, que normalmente se origina en tina edad temprana y causa la deformación de las articulaciones, como resultado de su inflamación. La ciencia ha considerado durante muchos años la posibilidad de que la artritis pudiera ser causada por algún agente infeccioso, que ataca los sistemas inmunitarios del organismo humano y destruye el líquido sinovial que lubrifica las rodillas y otras articulaciones.

El año pasado, el médico norteamericano Carl Godzeski, científico de una compañía farmacéutica de la ciudad de Indianápolis, logró aislar un virus sospechoso en las células sinoviales de las rodillas de una anciana enferma de artritis, pero no logró identificarlo.

Robert Simpson, jefe del equipo investigador de microbiología de la Universidad Rutgers, lo identificó más tarde como un parvovirus de la familia que causa infecciones en perros y gatos, y lo inyectó en un ratón. Los resultados fueron trastornos nerviosos, sordera, curvatura de la espina dorsal y debilitamiento de los miembros del animal.

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