Alain Tanner y Víctor Erice, mejores directores de cine de 1983, según la revista 'Fotogramas'

Los premios Fotogramas de Plata 1983, que otorga todos los años la revista del mismo nombre, se entregaron anoche en un cine de Madrid a los intérpretes Francisco Rabal y Amparo Soler Leal (cine español), Esperanza Roy (teatro) y Ana Diosdado (televisión). Asimismo, se concedieron los premios a la mejor película española y extranjera, que recayeron, por decisión de la crítica de Barcelona y Madrid, en El Sur, de Víctor Erice, y En la ciudad blanca, de Alain Tanner, respectivamente.

Una estruendosa ovación cuajada de bravos recibió anoche la presencia, en el escenario del cine Callao de ...

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Los premios Fotogramas de Plata 1983, que otorga todos los años la revista del mismo nombre, se entregaron anoche en un cine de Madrid a los intérpretes Francisco Rabal y Amparo Soler Leal (cine español), Esperanza Roy (teatro) y Ana Diosdado (televisión). Asimismo, se concedieron los premios a la mejor película española y extranjera, que recayeron, por decisión de la crítica de Barcelona y Madrid, en El Sur, de Víctor Erice, y En la ciudad blanca, de Alain Tanner, respectivamente.

Una estruendosa ovación cuajada de bravos recibió anoche la presencia, en el escenario del cine Callao de Madrid, del más discreto, tímido y modesto de los directores españoles. Víctor Erice, que recibió su Fotogramas de Plata a la película El Sur de manos de una rutilante Concha Velasco, agradeció humildemente el galardón en nombre de cuantos han participado en la realización de su película. Aparte de eso, nadie le sacó palabra: "No sé, yo no sé de estas cosas", comentaba, escurriéndose hacia la oscuridad de la platea.Otro clamoroso aplauso fue a parar a los oídos de Paco Rabal, mejor actor por Truhanes, a quien su vieja amiga Nùria Espert entregó el premio. El veterano actor lo agradeció en verso, y dijo algo así como que desde que dejó los dramas por los "truhanes", le llegan los premios como panes: recuérdese que recientemente recibió el Nacional de Cine.

Estaba también Alain Tanner, recién llegado de Ginebra, con su seria bonohomía, y dijo sentirse muy contento, porque el premio a En la ciudad blanca -que le entregó Laura del Sol- "entiendo que la crítica se lo ha querido dar al cine independiente". Y lo recibió en nombre de todos los miembros de su equipo y del productor portugués Antònio Vaz da Silva, presente también en la sala. Por cierto, que Vaz da Silva quiere que Tanner haga de pirata en su próxima producción, La isla del Tesoro, que dirigirá Raúl Ruiz, y en la que también trabajarán como actores-corsarios realizadores como Wenders, Stevenin y Barbet Schroeder.

Todo el mundo se dio cita en la gala, de anoche, considerada la fiesta por excelencia del cine español. Desde Cristóbal Colón y Curro Jiménez -es decir, Antonio Vilar y Sancho Gracia- a actores tan de ahora como Mario Pardo o Imanol Arias, estaba la flor y la nata. Pero sigamos con los premios. Amparo Soler Leal lo recibió de manos de Agustín González como mejor actriz del cine español por Bearn. Esperanza Roy, echa un cascabel, tuvo el suyo a la mejor actriz teatral por Aquí no paga nadie, y hay que decir que el año pasado también fue a parar a su vitrina, pero por su trabajo en el cine. Se lo dio Xabier Elorriaga, junto con un beso que resonó en toda la sala.

En cuanto a televisión, el premio a la mejor labor fue a parar a manos de Ana Diosdado por Anillos de oro, pero una indisposición hizo que lo recibiera su madre, Amelia de la Torre, y se lo entregó Imanol Arias.

Presentaron el acto una pareja de actores que se lo trabajó como si no lo tuviera ganado: Charo López y José Sacristán, magistrales de intención y economía de medios.

Tras la entrega de los premios se procedió a la proyección, en sesión première, del filme Reencuentro, de Lawrence Kasdam, un repaso a la generación de los sesenta interpretado por jóvenes actores de los ochenta, entre quienes se cuentan Glenn Close, Kevin Kline, Tom Berenger y William Hurt. La historia, pues, está ambientada en la década actual, aunque se revisitan los sesenta, y se centra en torno a un grupo de amigos que vuelven a encontrarse al cabo de los años, con motivo del suicidio de uno de ellos. El funeral reúne durante un fin de semana a lo que fueron y aquello en que se han convertido: una figura famosa gracias a una serie televisiva, un detective en crisis, un pornógrafo..., triunfadores y fracasados.

Al finalizar la proyección, toda la familia cinematográfica se trasladó a una conocida sala de fiestas, en donde tuvo lugar la reunión más frívola del año.

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