Cartas al director

El nuevo subsidio de desempleo

El nuevo año nos trae, entre otras macabras sorpresas, la del decreto regulador del nuevo subsidio de desempleo que va a regir, con carácter experimental, durante 1984 para Extremadura y Andalucía.Han sido ya muchas las críticas y objeciones que se han hecho del citado decreto, entre otras, la de

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que su implantación va a suponer la reducción en 85.000 pesetas del salario anual del trabajador (11.060 pesetas mensuales), el hecho de que serán muchos los trabajadores que se queden sin cobrar los seis meses de subsidio, en...

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El nuevo año nos trae, entre otras macabras sorpresas, la del decreto regulador del nuevo subsidio de desempleo que va a regir, con carácter experimental, durante 1984 para Extremadura y Andalucía.Han sido ya muchas las críticas y objeciones que se han hecho del citado decreto, entre otras, la de

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que su implantación va a suponer la reducción en 85.000 pesetas del salario anual del trabajador (11.060 pesetas mensuales), el hecho de que serán muchos los trabajadores que se queden sin cobrar los seis meses de subsidio, en 1985, dada la imposibilidad de prestar esos 60 días de trabajo exigidos, debido a las penosas circunstancias por las que atraviesan los campos extremeño y andaluz, posibilidad de fraudes por la parte empresarial...

Al margen de ello, quiero destacar el hecho de que se puede producir un proceso de ociosidad, de apatía, de desinterés, de desvinculación social por parte de un gran número de trabajadores, al no sentirse socialmente útiles, ya que van a recibir un salario sin contraprestación alguna por su parte.

El artículo 35 de la Constitución comienza diciendo: "Todos los españoles tienen el deber de trabajar". Este precepto, lejos de imponer una actividad laboral obligatoria, se está limitando a proscribir la ociosidad productiva y el parasitismo social, como así se ha entendido. Es indudable que con el citado decreto muchos de los trajadores actualmente en paro van a ser obligados hacia una forma de ociosidad productiva.

Este decreto es un lamentable error del Gobierno actual, cuyas graves consecuencias no se tardará en apreciar, error derivado del empeño del Gabinete socialista en mantener una inocua política socialcapitalista que no satisface ni contenta a nadie. Pero lo grave de ello es que no hay alternativa posible a la misma; de un lado, una derecha con soluciones arcaicas e inoperantes; de otro, una izquierda comunista que se hunde irremisiblemente, ahogada entre una tendencia escandalosamente antidemocrática y prosoviética y otra partidaria de un eurocomunismo que ni ellos mismos saben en realidad en qué consiste y cuya única preocupación consiste en lanzar a los trabajadores a la calle, con la consiguiente despersonalización y alienación de éstos y el incremento de la inseguridad e inestabilidadsocial. /

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