El 'portazo' soviético

El portazo del representante soviético en las conversaciones de Ginebra sobre limitación de misiles de alcance medio en Europa, Yuri Kvitlinsky, ha sido calificado en Washington de injustificado y desafortunado, juicios compartidos por los altos mandos de la OTAN. Cualquier ruptura o suspensión del diálogo entre las dos grandes poter,cias merece por nuestra parte esta misma valoración. Pero ¿qué podía hacer la Unión Soviética, que ha venido presionando en los dos últimos años para frenar el rearme occidental, cuando el Parlamento alemán acaba de aprobar la instalación en su territorio de los p...

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El portazo del representante soviético en las conversaciones de Ginebra sobre limitación de misiles de alcance medio en Europa, Yuri Kvitlinsky, ha sido calificado en Washington de injustificado y desafortunado, juicios compartidos por los altos mandos de la OTAN. Cualquier ruptura o suspensión del diálogo entre las dos grandes poter,cias merece por nuestra parte esta misma valoración. Pero ¿qué podía hacer la Unión Soviética, que ha venido presionando en los dos últimos años para frenar el rearme occidental, cuando el Parlamento alemán acaba de aprobar la instalación en su territorio de los primeros Pershing 2 y cuando las primeras piezas de los mortíferos cohetes eran ya transportadas hacia territorio federal?No justificamos la retirada soviética. Tratamos de buscarle una explicación. No cabía esperar otra actituid después de que el mismo Andropov la anunciara para el pr6ciso momento en que se iniciara la instalación de los euromisiles. Era una actitud lógica por parte soviética, después del fracaso diplomático y subterráneo que ha significado el intento de dividir a los aliados europeos de Estados Unidos.

El cardenal Casaroli, de visita en Estados Unidos, declaraba hace poco más de 24 horas que Reagan y Andropov habían contestado "positiva y respetuosamente" a la carta del Papa invocando la paz y el control de armamentos. Idénticos resultados conseguía el secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, que horas; antes de la retirada soviética se reunía por separado con los representantes de Estados Unidos y la URSS. La decisión ya estaba tomada y la última-reunión de Ginebra entre los dos negociadores duraría sólo 25 minutos.

Nadie quiere hablar de fracaso de las conversaciones de Ginebra. Se habla de interrupción sine die, no de ruptura. Sin embargo, el nulo balance alcanzado en dos años, a lo largo de un centenar de sesiones, es lo que más se le parece a un fracaso. Se ha demostrado ahora, después del ir y venir de propuestas y contrapropuestas, que las actitudes eran irreductibles y de que alguien intentaba sacar ventaja de la negociación. Según las fuentes occidentales, era la URSS la que esperaba consolidar la ventaja alcanzada desde 1977 hasta hoy, y según la versión soviética, era Occidente el que intentaba mantener la supremacía en las armas estratégicas. La realidad es que, después de dos años de conversaciones, los euromisiles han empezado a instalarse, la URSS mantiene intacto su arsenal nuclear dirigido a la Europa occidental y anuncia que nuevos cohetes de alcance medio será instalados en algunos países del Pacto de Varsovia. Barcelona, 24.de noviembre

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