Un ingeniero norteamericano,acusado de vender a agentes del Este documentos secretos sobre misiles estratégicos

El ingeniero norteamericano James Durward Harper puede ser condenado a cadena perpetua por la venta de documentos secretos (con un peso de 30 a 70 kilos) sobre misiles Minuteman y otros armamentos estratégicos de Estados Unidos, a espías polacos, que los transmitieron, a su vez, al KGB soviético, dirigido entonces por el actual líder de la URSS,Yuri Andropov. El caso reúne todos los ingredientes dignos de una novela de la serie negra de espionaje, con 250.000 dólares (más de 37 millones de pesetas) como beneficio de la venta, boda para obtener los documentos, presencia de un topo de la CIA en ...

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El ingeniero norteamericano James Durward Harper puede ser condenado a cadena perpetua por la venta de documentos secretos (con un peso de 30 a 70 kilos) sobre misiles Minuteman y otros armamentos estratégicos de Estados Unidos, a espías polacos, que los transmitieron, a su vez, al KGB soviético, dirigido entonces por el actual líder de la URSS,Yuri Andropov. El caso reúne todos los ingredientes dignos de una novela de la serie negra de espionaje, con 250.000 dólares (más de 37 millones de pesetas) como beneficio de la venta, boda para obtener los documentos, presencia de un topo de la CIA en conexión con los espías polacos... todo ello, con un fondo de sol californiano.

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"Mi intención es cooperar con el Gobierno en todo este asunto", dijo Harper, de 49 años de edad, al iniciarse los procedimientos para la investigación judicial. La Oficina Federal,de Investigación (FBI) acusa a Harper de entregar papeles secretos a agentes polacos, que actuaron por encargo de los soviéticos, y haber recibido a cambio 250.000 dólares. Al parecer, el ofrecimiento inicial fue de un millón de dólares (unos 150 millones de pesetas).

Un doble agente de la CIA

Harper habría obtenido toda la información a través de su segunda esposa, Ruby louise Schuler Harper, fallecida -de cirrosis, según el certificado de defunción del pasado mes de junio, a los 39 años de edad. Ruby Louise Schuler trabajaba como secretaria ejecutiva en la firma Systems Control Teclinology, en Palo Alto (California).Según las informaciones del FBI, obtenidas gracias a la presencia de un doble agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en las filas del espionaje polaco, Harper fue contactado en 1975 por agentes polacos interesados en una lista de compras de documentos sobre alta tecnología electrónica, con aplicaciones militares. Harper, ingeniero electrónico,trabajaba en una firma de la zona cercana a San Francisco, conocida con el nombre de Silicon Valley por la alta concentración de empresas de alta tecnología electrónica.

Pero la actividad de Harper como espía no comenzó a aportar sus frutos hasta 1979, cuando, después del divorcio de su primer matrimonio, se casó con Louise Schuler. Por amor, por dinero o por interés, Schuler decidió cooperar con su marido, facilitando copias del material ultrasecreto que pasaban por sus manos gracias a su cargo de secretaria de dirección de, Systems Control Technology.

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Schuler contaba con pase de seguridad para entrar durante las noches o los fines de semana en las oficinas de las empresas de alta tecnología con aplicación militar en misiles Minuteman.

Contactos en territorio neutral

Los contactos de Harper con los agentes polacos se multiplicaron en territorio neutral (en Austria y en Suiza), incluido un viaje a Varsovia, donde unos 20. agentes del KGB analizaron el valor de los secretos por propio encargo del entonces jefe del KGB, Yuri Andropiov. Entre tanto, el topo de la CIA infiltrado en los servicios de espionaje polacos comenzó a informar al FBI norteamericano sobre las actividades reales del ingeniero Harper.El pasado mes de junio la mujer de James Durward Harper falleció de una cirrosis, mientras el FBI continuaba acumulando las pruebasí que concluyeron con el arresto, el pasado sábado, de Harper, casado por tercera vez, en su apartamento de Mountain View, en California.

La cantidad y la calidad de los documentos entregados por Harper al KGB soviético "pueden causar serios daños a nuestra defensa nacional", dijo John Cunningham, director de tecnología en los programas de armas balísticas de la defensa de EE UU. Pero, en definitiva, el caso Harper, con sus ,múltiples flacetas de trama de espionaje, deja claro que la alta tecnología norteamericana es uno de los puntos prioritarios para los espías.

Zonas como Silicon Valley, en California; o las cercanías de Boston, en Massachussets, son centro de interés para el espionaje industrial en EE UU. No sólo para los soviéticos o agentes de otros países del bloque del Este; también para firmas japonesas, cuyos agentes han actuado en Silicon Valley, paraíso de los espías, para obtener documentación o productos de alta tecnología.

Ayer, un portavoz del FBI aseguró que la investigación está aún "muy viva" y que pueden producirse nuevos arrestos.

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