Crítica:CINE'TRUHANES'

Paco Rabal

Es ésta la primera película de un cineasta retenido durante años por las dudas de los comerciantes y la rentabilidad de los ápots publicitarios. Contra corriente, Miguel Hermoso, que tiene algo más de 40 años, no ha querido rentabilizar el tiempo perdido. Proponiéndose lo más alejado de una biografía personal, ha resuelto con habilidad una divertida comedia, tan aplaudida en el último festival de San Sebastián que estuvo a punto de convertirse en el premio de la crítica internacional.No ofrece Truhanes una perspectiva insólita del género ni propone situaciones ignoradas por el cine, per...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Es ésta la primera película de un cineasta retenido durante años por las dudas de los comerciantes y la rentabilidad de los ápots publicitarios. Contra corriente, Miguel Hermoso, que tiene algo más de 40 años, no ha querido rentabilizar el tiempo perdido. Proponiéndose lo más alejado de una biografía personal, ha resuelto con habilidad una divertida comedia, tan aplaudida en el último festival de San Sebastián que estuvo a punto de convertirse en el premio de la crítica internacional.No ofrece Truhanes una perspectiva insólita del género ni propone situaciones ignoradas por el cine, pero controla sus ambiciones y las traduce con brillantez; estructura las pocas peripecias del guión con una inteligente herencia de la mejor comedia, y, sobre todo, cuenta con un reparto tan eficaz que cualquier momento de la película se enriquece inevitablemente, haciendo difícil que cualquier actor destaque del conjunto.

Truhanes

Dirección: Miguel Hermoso. Guión: Miguel Hermoso, Luis Ariño, Manuel Marinero, Mario Camus. Fotografía: Fernando Arribas. Música: José Nieto. Intérpretes: Francisco Rabal, Arturo Femández, Isabel Mestres, Vicky Lagos, Rafael Díaz, Antonio Gamero, Emilio Fornet. Española, 1983. Comedia. Locales de estreno: Roxy B, Narváez.

Sin embargo, ocurre. Francisco Rabal, que ha superado esos complejos de edad que retuvieron su carácter espontáneo durante algún tiempo, hace ahora gala de una sabiduría interpretativa que nace de la sinceridad. No son muchos los actores que saben utilizarla: sólo quienes se atreven a traspasar el difícil límite que acepta al nuevo personaje que encierra cada actor maduro se convierten en grandes actores. Aunque era ya evidente que Paco Rabal es uno de ellos, en Truhanes consigue uno de sus mejores trabajos: convierte al ladronzuelo que cumple larga condena en el personaje más entrañable de la película y, posiblemente, en uno de los más inolvidables de nuestro cine más reciente: se cala de su ingenuidad, participa de su anarquía.

Cuando brinda alegremente jurando "por su libertad", logra conmover al espectador.

No estamos ante una gran película, pero sí ante un filme que, a pesar de sus vaivenes, tiene momentos que son poco frecuentes en la comedia que se hace en España. No se refugia en lo bufo ni en la croniquilla ciudadana de algunos cineastas jóvenes: no hay chistes facilones ni biografias sin experiencias. Limpio, Truhanes es lo que ofrece. Sin trampas, aunque a veces, fundamentalmente cuando no está Rabal en imagen, se adivine un ligero cartón, el que precisamente hace pensar que la historia de esos compañeros de cárcel que se reencuentran en la vida civil comienza precisamente cuando la película acaba.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En