El congreso de EEUU aprueba la producción y el desarrollo de un nuevo gas mortífero

La Cámara de Representantes norteamericana adoptó definitivamente en la noche de jueves un presupuesto militar excepcional, acordando por primera vez en 14 años, créditos para la producción y desarrollo de un nuevo gas nervioso, a pesar de los llamamientos lanzados por algunos oponentes al programa para que se supere la emoción creada por el incidente del Boeing surcoreano.

El presupuesto de defensa para el año fiscal 1984 (que empieza el próximo día 1 de octubre), y que fue aprobado por 266 votos a favor y 152 en contra, asciende a 187.500 millones de dólares (más de 28 billones de...

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La Cámara de Representantes norteamericana adoptó definitivamente en la noche de jueves un presupuesto militar excepcional, acordando por primera vez en 14 años, créditos para la producción y desarrollo de un nuevo gas nervioso, a pesar de los llamamientos lanzados por algunos oponentes al programa para que se supere la emoción creada por el incidente del Boeing surcoreano.

El presupuesto de defensa para el año fiscal 1984 (que empieza el próximo día 1 de octubre), y que fue aprobado por 266 votos a favor y 152 en contra, asciende a 187.500 millones de dólares (más de 28 billones de pesetas), o sea, unos 10.500 millones de dólares menos de lo que había estimado previamente el presidente Reagan. El martes, el Senado había aprobado casi unánimemente el presupuesto, con 83 votos a favor y 8 en contra. El verano pasado, la Cámara Alta norteamericana ya había dado el visto bueno al presupuesto para la producción de armas químicas, aunque en esta ocasión con un solo voto de mayoría a favor.Como en el Senado, el derribo del jumbo surcoreano por la Unión Soviética favoreció la aprobación del presupuesto en la Cámara de Representantes, y en particular de los 114,6 millones de dólares (unos 17.000 millones de pesetas) destinados al programa de nuevas armas químicas. El resto del presupuesto militar está destinado a la producción del nuevo misil intercontinental MX, a la del bombardero estratégico B-1 y para el desarrollo del misil Pershing-2.

"La mejor manera de expresar lo que sentimos en relación con la acción de los soviéticos es votar a favor de este presupuesto", declaró Samuel Stratton, representante demócrata por el Estado de Nueva York. Por el contrario, uno de los principales oponentes al programa del nuevo gas nervioso, Ed Bethune, republicano por Arkansas, hizo un llamamiento a sus colegas para que "venzan la emoción del momento y rechacen la aprobación del citado presupuesto".

Pero, en definitiva, el Pentágono puede dedicarse ya al desarrollo de los nuevos ingenios químicos, denominados binarios. Estas armas contienen productos químicos inofensivos cuando son tratados por separado, pero se transforma en un peligroso gas letal cuando se mezclan. Los defensores del gas consideran que estas armas ofrecen mayor seguridad al ser transportadas y almacenadas que las actuales de un solo componente. La principal manifestación a favor de la aprobación y desarrollo del nuevo gas nervioso fue hecha por el republicano Marvin Leath, quien estimó que "mientras nosotros debatimos los pros y los contras, los carniceros soviéticos están gaseando a cientos de miles de personas aludiendo a las pruebas que la Administración Reagan dice tener sobre el uso de armas químicas por parte de los soviéticos en Afganistán. No obstante, el Congreso ha impuesto una restricción a esta autorización, prohibiendo a las autoridades militares el ensamblaje de las nuevas armas antes del otoño de 1985.

En relación con la llamada histeria antisoviética que se desarrolla en Estados Unidos, según los observadores en la URSS, un analista soviético sostuvo ayer en el diario Pravda que, gracias a ese sentimiento, la Casa Blanca ha conseguido matar dos pájaros de un tiro. Por un lado, dice el articulista, la Administración norteamericana ha conseguido presionar sobre el Congreso "para la aprobación de nuevos programas en su carrera armamentista", y por otra parte justifica ahora sus posiciones en Ginebra, "nada dispuestas a una limitación de armas en Europa".

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