Crítica:'HA LLEGADO EL BULULÚ'

Buena voluntad

Un retablillo de figuras y temas del teatro breve de los siglos dorados. Historietas y moralejas que andaban dando vueltas por la cultura oriental y se repetían una y otra vez: los celos del viejo -burlado-, el enredo de los sordos, los tartamudos, los pícaros, los charlatanes, los borrachos. Manuel Collado Álvarez ha tratado con libertad, como suele hacerse, todo ese conjunto de textos, a su vez tomados de otros y de tradiciones orales; los ha unificado en torno al personaje del bululú -el comediante solitario-, que interpreta, junto con otros mu-chos, Mari Paz Ballesteros, titular de esta co...

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Un retablillo de figuras y temas del teatro breve de los siglos dorados. Historietas y moralejas que andaban dando vueltas por la cultura oriental y se repetían una y otra vez: los celos del viejo -burlado-, el enredo de los sordos, los tartamudos, los pícaros, los charlatanes, los borrachos. Manuel Collado Álvarez ha tratado con libertad, como suele hacerse, todo ese conjunto de textos, a su vez tomados de otros y de tradiciones orales; los ha unificado en torno al personaje del bululú -el comediante solitario-, que interpreta, junto con otros mu-chos, Mari Paz Ballesteros, titular de esta compañía que levanta su tinglado en la plaza de la Villa de París, dentro de la campaña municipal de verano.El aire libre parece exigir micrófonos y amplificadores, y las voces de los comediantes pierden mucho de sus matices a pesar de su esfuerzo. El teatro pierde así una de sus dimensiones.

Ha llegado el bululú, de autores clásicos españoles

Intérpretes: María Paz Ballesteros, Carlos Lucena, Carlos Torrente, Pilar Puchol, Luisa Martín, Conchita Leza, Gregorio López, José Martín, Mar López, Marisa Román, Marisa Mosquera, Pablo Molero. Escenario y figurines de Rafael Richard. Coreografía de Padre Pardo. Idea, versión y dirección de escena de Manuel Collado Álvarez. Estreno, plaza de la Villa de París. Madrid, 10 de julio

Resaltan, en este caso, las pantomimas y la coreograria. Dos mimos, Gregorio López y José Martín, realizan con destreza unas pantomimas clásicas, que han pasado ya al circo y que siguen produciendo la hilaridad; y forman parte de un cuerpo de baile diestro y vivo.

El público, que tiene ocasión de comer en unas largas mesas -y beber, desde luego- mientras ve a los cómicos, llega lleno de buena voluntad y da pruebas de satisfacción nocturna y veraniega. Lo que. se le ofrece es sencillo, también lleno de buena voluntad, movido con rapidez y no excesivamente largo.

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