Crítica:CINE / 'RENACER'

Bellas imágenes, extraño guión

La última película de Bigas Luna, director de Tatuaje, Bilbao y Caniche, ha renacido, efectivamente, del raro anonimato en que la mantenían productores y distribuidores; tras mostrarla en los festivales de San Sebastián (1981) y Montreal (1982), la ocultaron hasta ahora de la luz de las salas comerciales. Incluso para su estreno en Estados Unidos, Renacer ha sufrido un nuevo montaje, lo que aporta un dato más para la inhabitual trayectoria de esta película.Hay que reconocer, sin embargo, que Renacer es una obra desacostumbrada, chocante. Que un cineasta catalán viaj...

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La última película de Bigas Luna, director de Tatuaje, Bilbao y Caniche, ha renacido, efectivamente, del raro anonimato en que la mantenían productores y distribuidores; tras mostrarla en los festivales de San Sebastián (1981) y Montreal (1982), la ocultaron hasta ahora de la luz de las salas comerciales. Incluso para su estreno en Estados Unidos, Renacer ha sufrido un nuevo montaje, lo que aporta un dato más para la inhabitual trayectoria de esta película.Hay que reconocer, sin embargo, que Renacer es una obra desacostumbrada, chocante. Que un cineasta catalán viaje a Estados Unidos para relatar su visión de los predicadores fraudulentos (como hiciera John Huston en Sangre sabia) y que acompañe esa narración de un hálito realmente religioso, en que el Misterio acabe siendo protagonista sin explicaciones racionales como tributo admirado hacia el desconocido designio de un posible Dios, no es un trabajo frecuente en el cine de nuestros días.

Renacer

Director: Bigas Luna. Guión: Luna y Dunn. Fotografía: Juan Ruiz Anchía. Música: Scott Harper. Intérpretes: Dennis Hopper, Michael Moriarty, Antonella Murgia, Francisco Rabal. Española, 1980. Locales de estreno: Azul, Minicine.

Una hermosa y desconcertante película

Bigas Luna, no obstante, ha insistido en su proyecto hasta convertirlo en una hermosa y desconcertante película, que, si bien no transmite claramente el espíritu religioso que al parecer la inspiró, es capaz de sorprender frecuentemente, en parte por su rara y limitada magia.La primera parte de la película concentra especialmente la ilusión fantástica que, quiere propagar Bigas Luna. A la historia del venal predicador americano que interpreta Dennis Hopper sigue paralelamente la de la virgen mediterránea, que vive en su cuerpo el misterio de las llagas cristianas: la película se curva así en un arco narrativo que alimenta sugestiones a la espera del definitivo disparo. Pero, a partir de la secuencia de amor en la que la virgen desea ser poseída por el intermediario que la acompaña hasta el circo del predicador, el paralelismo que se establece con el nacimiento de Cristo (Espíritu Santo incluido en forma de helicóptero luminoso), Renacer esquematiza su enunciado y sorprende más por lo inusual de contemplar hoy una tal declaración de fe religiosa que por la imaginación volcada en sus imágenes.

Bigas Luna es un excelente mixtificador de ambientes, capaz de sugerir con la nada -recuérdese el clima obsesivo de Caniche, don de nada prácticamente ocurría-, un cineasta, embaucador que maneja la cámara y la luz con arte singular, y en este caso apoyado por el excelente trabajo del fotógrafo Ruiz Anchía: de todo ello Renacer, en buena medida, es una prueba.

Sólo que la dificultad para conectar con su discurso -y discurso hay, a diferencia de sus películas anteriores- puede producir en el espectador, o al menos en el agnóstico, una importante desconexión de la historia filmada por el cineasta catalán Bigas Luna sin que las imágenes de su segunda mitad logren cautivar ya como antes. Raro ejemplar, en definitiva que no debiera pasar desapercibido, aunque inquiete por su hermetismo o margine por su extraña pretensión.

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