Crítica:MÚSICA CLÁSICA

La suprema belleza de los quintetos

La Caja Postal de Ahorros ha iniciado la conmemoración del 150º aniversario de Brahms. A lo largo de 10 sesiones -las tres primeras, este mes, y el resto, después del verano- podremos escuchar la obra de cámara del compositor hamburgués en su integridad, e interpretada por instrumentistas nacionales de bien ganado prestigio: el Quinteto Español, el Trío Romaní-Casaux, el viola Emilio Mateu y el trompa Luis Morató.No recuerdo la audición en Madrid de tan singular herencia, pues la serie de 1946, protagonizada e impulsada por Juan Ruiz Casaux, no llegó a ofrecerse completa. Por voluntad de los s...

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La Caja Postal de Ahorros ha iniciado la conmemoración del 150º aniversario de Brahms. A lo largo de 10 sesiones -las tres primeras, este mes, y el resto, después del verano- podremos escuchar la obra de cámara del compositor hamburgués en su integridad, e interpretada por instrumentistas nacionales de bien ganado prestigio: el Quinteto Español, el Trío Romaní-Casaux, el viola Emilio Mateu y el trompa Luis Morató.No recuerdo la audición en Madrid de tan singular herencia, pues la serie de 1946, protagonizada e impulsada por Juan Ruiz Casaux, no llegó a ofrecerse completa. Por voluntad de los solistas, el ciclo de ahora tiene mucho de homenaje al gran violonchelista y maestro de la música de cámara Casaux.

Ciclo Brahms, primer concierto

Quinteto Español y Oriol Romaní, clarinete. Sala de la Caja Postal de Ahorros. 15 de junio.

Suele exagerarse, cuando se hace historia (o se improvisa, si es que no se inventa), el desvío español de la música de Brahms. Existió, en parte, hacia su obra sinfónica, ya que nos movíamos en la órbita del gusto francés; pero la Sociedad Filarmónica, por ejemplo, dio en sus primeros años de vida la producción camerística de Brahms casi completa, interpretada por el Trío de Francfort, los violinistas Rebner, Thibaud y Kreisler; los pianistas Busoni, Cortot y Bauer; el violonchelista Casals; los cuartetos Rosé, Checo, Sevcik, Hayot, Petri o Schörg, o los instrumentistas del Doble Quinteto de París.

A través de la música de cámara, desde el Sexteto, opus 18 (1862) hasta el Quinteto con clarinete, opus 115 (1891), puede seguirse con claridad y perfección el proceso renovador y progresivo (como escribiera Schönberg) de quien no sólo coronó el romanticismo, sino que abrió no pocas puertas al futuro.

El afán de transparencia, la capacidad de invención melódica y avance armónico, el poder poético-expresivo de la música de Brahms, la personalidad sonora de las voces, la perfecta conducción, el desarrollo germinal de las ideas, la estabilidad y lógica de unas formas consecuentes con la sustancia que les dio vida se alcanzan a través de una postura tan objetiva que parece artesanal. Brahms hacía su música con notas, según su frase, como Mallarmé afirmaría que los sonetos se hacen con palabras. Y es preciosa la respuesta que diera el autor del Réquiem a cierta dama que le preguntaba cómo conseguía adagios tan maravillosos: "Mire, señora, es que me los piden así los editores".

El extraordinario Quinteto con piano y esa otra cima brahmasiana que es el Quinteto con clarinete -Madrid lo conoció, si no me equivoco, el año 1907- encontraron en el Quinteto Español (Kriales, Carmen Montes, Ceballos, Enrique Correa y Tordesillas), con la colaboración del joven clarinetista Romaní, versiones bien fraseadas y plenas de musicalidad expuestas a través de una evidente tensión que acentuaba la capacidad emocional de los pentagramas.

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